lunes, 19 de septiembre de 2011

19. "Anarchy in the U.K." - Sex Pistols

Del álbum Never Mind the Bollocks, Here's the Sex Pistols (1977)

Para alguien que se conduce con rectitud y responsabilidad a diario, el Punk representa una vía de escape o un modo de suministrar la adrenalina que se necesita para mantenerse cuerdo.

Empecé a escuchar este género a los 16 años, edad en la que buscas diferenciarte de tus padres. No se puede estar escuchando lo mismo que ellos para siempre. Debes mostrar que eres "mayor" y que tienes el triple de vitalidad que ellos. Ya cuando creces te das cuenta de esa esa idea es una estupidez y que no tiene de malo compartir gustos con otra persona.

Antes que entrarle al Metal, preferí el punk, por inmediato, directo y cercano. La mayoría de las bandas no necesitaban hacer voz gutural y hablar de seres infernales para causar un impacto. Tenían otros recursos para lograrlo, y muchos de ellos ni siquiera se lo proponían. Del punk aprendí que la música es para divertirse. Ahí estaban los Ramones, dando muestra de que no es necesario el virtuosismo ni ser culto para hacer una carrera en la industria. Lo importante es la voluntad, la actitud. En lo personal jamás actúe como un anarquista, ni fui violento o drogadicto. Y aun así, sentía a piezas como ""Now I Want to Sniff Some Glue" parte de mí. Porque yo era así de elemental, y cuando me ponía a fantasear con tocar en un grupo, jamás deseé pertenecer a uno como Emerson, Lake & Palmer. No quería tocar en auditorios llenos de personas refinadas. A mí lo que me atraían eran los pubs, la diversión, la velocidad.

Los mejores escritores son los que además de leer, te inspiran a escribir. El punk fue un llamado a la juventud para que no temieran tomar una guitarra y salir a cantar. La primera mitad de los 70 estuvo llena de bandas complejas, enigmáticas, serias...y aburridas. Parecían tan lejanos con sus canciones de 20 minutos y disfraces llamativos. Cuando de pronto surgió un ejército de valientes, principalmente de Estados Unidos y de Gran Bretaña, que, ataviados con pantalones de mezclilla y chamarras de cuero, regresaron el rock a sus raíces.

Yo tenía un prejuicio contra esta corriente, los creía alborotadores y ridículos. Influyó que en la secundaria conociera a muchos aficionados a Blink 182, Simple Plan y Sum 41. Yo creía que eso era el Punk: jovencitos adinerados que se quejaban de manera gratuita tocando instrumentos musicales que sus padres les regalaron en navidad. Me irritaba. Y hasta la fecha, son grupos en los que evito pensar para no sentir náuseas.

Posteriormente me di cuenta de que el movimiento era más grande que eso, y que, al margen de que llegara a ser usado como una estrategia de marketing, en el fondo contenía la esencia suficiente para entusiasmarme.

Los Sex Pistols fueron clave. Tenían a Steve Jones haciendo sonar a la guitarra como una sierra eléctrica pop, a Glen Matlock dando corpulencia y a Johnny Rotten, uno de los grandes frontmen de la historia. "Anarchy in the U.K." ya con esa risa del principio hace sentir vértigo, te hace sentir el peligro. Un peligro controlable, uno que está en tus manos para que lo disfrutes y regodees en él, a diferencia del que puede llegar a vivirse en el mundo real, al que es imposible sentirse atraído.

Sid Vicious sigue cayéndome mal. No tanto como hace unos años; ver Sid and Nancy hizo que comprendiera mejor al personaje. De todas formas jamás se la compré ni lo veo como un modelo a seguir. A mí lo que me gusta es Never Mind the Bollocks, Here's the Sex Pistols, donde nomás toca en una canción y en donde el principal atractivo no es lo que él haga, sino la música misma y el poder que tiene para mostrar que hay otra forma de liberación.


DESTROY!


2 comentarios:

Miucha Malicieux dijo...

No entiendo por qué te cae mal si no mataba ni una mosca.

Bigmaud dijo...

Es una cuestión estética.