sábado, 3 de septiembre de 2011

3. "Bullet Proof...I Wish I Was" - Radiohead

iDel álbum The Bends (1995)

Desde que recuerdo, he tenido mala fortuna al prestar cosas. Generalmente no me las devuelven, en especial cuando se tratan de libros. Me ha pasado también con videojuegos (un miserable se quedó con mi disco triple de Final Fantasy VII original), ropa, dinero y discos. A un amigo salvadoreño le presté el Sgt. Pepper's y jamás me lo regresó. Ahora que vive en su país dudo que me lo envíe, sobre todo considerando que he perdido todo contacto con él. Siendo justos el disco estaba muy rayado y tenía saltos en algunas canciones. De cualquier forma no se lo perdono. Para mí la confianza es sagrada. Sin importar cuánto me guste lo ajeno, jamás me lo adueño sin previa autorización del otro en cuestión. Si alguien no me devuelve lo que le di, no solo armo un escándalo, hago algo peor: le retiro mi amistad. No puedo darle otra oportunidad a la gente carente de principios. Quien te falla en detalles como estos, puede traicionarte en cualquier momento. Prueba de ello es que les importa más un objeto que el concepto que estén dejando de sí mismos ante un camarada.

Conocí a Radiohead en el último año de la secundaria. Había un chico, Daniel, con el que tuve varias charlas generales sobre música. Siempre es agradable encontrar a alguien que posea las mismas pasiones que tú. Los melómanos (este tipo de escritos me obligan a utilizar palabras que odio, lo siento) tenemos un sistema que nos permite identificarnos entre nosotros. Puedo decirles que de inmediato se distingue a un oyente casual de uno que es obsesivo. Así que cuando vi que Daniel traía un parche de los Stones en su mochila, no dude en aprovechar la primera oportunidad para preguntarle sobre sus gustos personales.

Al comienzo lo miré con reservas debido a que mencionaba a una gran cantidad bandas modernas a las que yo por prejuicios estúpidos despreciaba. No lo descarté gracias a que mencionó a The Clash, The Beatles, Led Zeppelin (que adoraba en aquellos tiempos), y sí, a los Stones. Lo anterior era ganancia en una sociedad estudiantil dominada por fans de Blink 182 y bodrios del calibre de Sum 41. No obstante, me decía, su grupo favorito eran unos tales Radiohead.

Los conocía vagamente. Por mis oídos apenas había pasado "Creep", "Paranoid Android" y "Karma Police". En la primera conversación que tuvimos le dije: "Muchos los conocen solo por "Creep" sin saber de lo que se pierden". Radiohead tenía un status considerable, de modo que aunque solo hubiera escuchado tres de sus temas, me atrevía a lanzar perogrulladas semejantes con tal de pasar por snob. Una desgracia, sí. No le confesé que era un ignorante total sobre Thom Yorke y los otros tipos. Quería mantener la imagen de un colega que al igual que él dominaba un gran número de información sobre la cultura del entretenimiento.

Al hablar de clásicos lo compensaba. Sabía mucho más que él sobre, digamos, Paul McCartney o Lou Reed. Donde me aventajaba era en la diversidad. Yo sabía mucho de poco cuando el sabía poco de mucho. Buen compañero, de cualquier forma. Jamás desarrollamos una amistad redonda, pero siempre lo recordaré por el día en que, sin pedírselo, me prestó The Bends de Radiohead.

Chicos, cuando alguien les preste un disco original, el que además es su preferido (según me había dicho antes), no lo duden: esa persona los estima y confía en ustedes. Así lo interpreté yo. Y en cuanto estuvo en mis manos lo cuidé como si se tratara de un bebé. Nunca me habían confiado una cosa con valor elevado y, sin embargo, ya sabía el significado de perder una pertenencia por creer en la bondad del género humano.

Lo escuché al llegar a casa. Subí a mi habitación y lo coloqué en el discman. "Planet Telex" me impactó profundamente, igual que "Just", "High And Dry", "Fake Plastic Trees"... Bastó una escucha para darme cuenta de su grandeza. Ninguno de los temas mereció ser saltado. Adoré los lamentos de la voz sobre el confort de guitarras. Lo puse dos, tres veces seguidas. Mi favorita aparecía casi hasta el final, era "Bullet Proof...I Wish I Was" que, según pensaba, provenía de alguna laguna llena de sirenas.

¿Saben qué? Regresé intacto el disco al poco tiempo. No podía quedarme con un tesoro tan grande. Le correspondía a su dueño. Yo tendría que comprarlo. Imposible permitir que Daniel pasara una tarde más sin escucharlo. Tenía que volver a sus manos. Y así lo hice, fue ahí donde comprendí la importancia de ser legal en los intercambios. Jamás le he fallado a alguien en este rubro. Si me prestas algo te garantizo que lo devolveré. Si lo pierdo, te lo pagaré al doble. Pero no soporto romper la confianza que alguien ha depositado en mí. El hecho de que me hayan fallado constantemente, hace aún más fuertes mis principios.

Con el tiempo adquirí en formato físico The Bends, OK Computer y Kid A. El resto los conseguí de manera digital. Me gusta Radiohead, no lo negaré, pero nunca me volví fan. Sí, fui a verlos en 2009 y disfruto de Hail to the Thief e In Rainbows (no así con King Of Limbs). Incluso soy un ferviente defensor de Pablo Honey (hey, es mejor de lo que se piensa). A pesar de ello, no sé, jamás me llegaron al corazón. Musicalmente los respeto, se trata de un conjunto lleno de ideas, pero eso no es suficiente, las canciones deben contar con otro tipo de elementos. Lo que sucede es que no los quiero. Jamás me he echado a llorar con "Pop is Dead" ni he sentido alegría con "Feral". Es difícil identificarse con lo impecable. Me acuerdo de ellos por otras razones. Una de ellas relacionada con algo que sucedió meses después. Compré el Live at the Astoria. Al terminar de verlo consideré como un gesto apropiado prestárselo a Daniel.

Nunca me lo devolvió.

2 comentarios:

Sheliwirini dijo...

Es una lástima cuando eso ocurre. Prestar algo y que jamás vuelvas a verlo. He prestado algunos libros y me los han devuelto, insistiendo una y otra vez. Por eso es mejor dudar antes de hacerlo.

Buen día :)

Bigmaud dijo...

Sheli: Eso es horrible, el tener que estar reclamando algo que es tuyo.

Yo te los regresaría.

Saludos.