viernes, 16 de septiembre de 2011

16. "Weekend Without Makeup" - The Long Blondes

Del álbum Someone To Drive You Home (2006)


Quisiera poder decir que a todos mis grupos favoritos los he conocido gracias a escenas bellas y especiales de mi existencia. Desafortunadamente no es así, mi relación con una gran porción de ellas nació en momentos de ocio como el de las tardes en las que para combatir aburrimiento, te pones a buscar nueva música.

Internet es uno de los grandes inventos de la historia de la humanidad. No concibo la idea de nuestros antepasados pasando los días sin tener una computadora enfrente. Me da escalofríos de solo pensarlo. Sus posibilidades eran menores que las actuales. Jamás me verán criticar a las redes sociales ni al contenido que, dentro de la legalidad, se encuentre en el llamado ciberespacio. En este aspecto, celebro haber nacido en la época en la que estamos. Pero debo reconocer, al mismo tiempo, que internet ha arruinado un poco la forma en que, al menos en lo que a mí respecta, te relacionas con la música.

Claro, agradezco tener acceso a una cantidad enorme de artistas por medio de blogs, videos en youtube, redes sociales, descargas... La oferta jamás había sido tan amplia, y se aumenta a cada minuto que pasa. Hace veinte años era inimaginable poder conocer a intérpretes de poco fama desde el otro mundo. Los horizontes estaban limitados a lo que tu círculo te ofrecía. No podías buscar opciones, si acaso atrapar las contadas que tenías a la mano. En cambio, quienes tienen internet, gozan de las mismas posibilidades, se derriban las fronteras culturales y de conocimiento, haciendo que con un clic y un poco de tiempo, puedas obtener lo que antes, en el mejor de los casos, tomaba años y grandes cantidades de dinero.

Pero la música es extraña, ajena a cualquier tipo de lógica. De repente te das cuenta y ya te gusta un género que antes despreciabas o deja de gustarte una canción que antes amabas. Lo mismo que se ve en otros terrenos, solo que aquí adquiera una extraordinaria notoriedad.

Disfruto de bajar música, y sin embargo, también siento algo de pesar al hacerlo. Conseguir un disco ahora es tan fácil que ha perdido el encanto. En una noche puedes conseguir 10 nuevos trabajos, escucharlos una vez y luego olvidarlos. El equivalente a la comida rápida ha llegado a este rubro. Claro que tiene sus ventajas, incluso en número pueden superar por goleada a las desventajas, el hecho es que existen ligeros inconvenientes que le impiden la perfección, cosa por demás normal a la que deberíamos estar acostumbrados ya, en especial viendo cómo se manejan los hilos de este planeta.

A la mayoría de mis grupos preferidos los conocí antes de tener una conexión de alta velocidad. Conseguir un disco era complicado, de modo que ponías todo el empeño para tomar el camino adecuado. Hubo años escolares en los que dejaba de comer en los recreos con tal de ahorrar el dinero que me daban para poder comprar un álbum. Cuando ya tenía la cantidad suficiente, iba a la tienda y hacía una exploración de una o dos horas con el objetivo de encontrar algo que valiera la pena. Revisaba con cuidado los estantes, viendo las portadas, considerando alternativas y comparando precios. Cuando sabes que solo cuentas con una oportunidad, tienes más cuidado. Ya con la decisión tomada, iba a casa y escuchaba una y otra vez lo que sea que hubiera adquirido. Le sacaba todo el jugo posible, leía el booklet incluyendo los créditos en letra pequeña.

La sobreoferta provoca que la atención disminuya. Es difícil ponerle esmero y dedicación a miles de temas. Bajas y bajas nuevos lanzamientos sin poder apreciar los matices que solo se revelan con las repetidas escuchas. No hay tiempo, queda tanto por delante que las segundas oportunidades están reservadas para una mínima cantidad de afortunados.

Y no quiero comportarme como un nostálgico (aunque lo sea), de hecho prefiero estar así que como en el pasado, donde te frustrabas por no poder conocer lo que deseabas debido a que tu presupuesto era limitado o porque ni siquiera tenías conciencia de lo que rotaba por ahí. Nomás quería señalar un aspecto interesante sobre cómo ha evolucionado el consumo en esta materia.

Conocí a The Long Blondes en los primeros días en que tuve conexión inalámbrica. Estaba desesperado por bajar lo que fuera, quería compensar el tiempo perdido consumiendo la mayor cantidad de megas que pudiera. Luego de descargar a los clásicos de cabecera, tuve que recurrir a otras fuentes, y como mis referencias no eran del todo extensas, eché mano de cualquier revista que se atravesara en el camino. Iba a las secciones de reseñas y bajaba las que tenían mayor puntuación o una portada llamativa.

Creo que fue en una Rolling Stone donde vi un disco llamado Someone To Drive You Home, titulo que me encantó igual que el arte de portada. Bajé tres canciones: "Once And Never Again", "Giddy Stratospheres" y "Weekend Without Makeup". Cada una fue un deleite mayúsculo. De todo lo que había bajado a granel, fueron las únicas que realmente me entusiasmaron. Pronto conseguí el resto del álbum y se convirtió en un indispensable.

Lo mejor llegó después, cuando busqué información de los integrantes. Ahí me di cuenta de que la vocalista, Kate Jackson, era una mujer guapísima con la que me empecé a obsesionar de manera preocupante. Cual adolescente que agota su disco duro con material diverso, empecé a guardar cualquier imagen de ella que encontrara. Me enamoré. Seguí la estela de las nuevas composiciones y no me detuve hasta su triste separación que llegó, curiosamente, en el día de mi cumpleaños. El año era 2008 y tuvieron que hacerlo por los problemas de salud del guitarrista y compositor principal.

Fuera de cuestiones estéticas que pudieran quitarle objetividad a mi opinión, la verdad es que sigo sin entender por qué jamás fueron populares. Tenían puñados de grandes canciones pop dignas de llegar a los primeros puestos de ventas. Eran los herederos de Blondie y Pulp. Contaban con la imagen, el carisma, las letras. Y aún así se quedaron en la modestia del circuito independiente. Esto de la fama es traicionero. Fluctuante, injusto. Tal como la vida, tanto como el enigma de aproximarse a lo nuevo.



3 comentarios:

Sheliwirini dijo...

Acepto que nunca fui de esas personas que compran muchos CD's, de vez en cuando lo hago, principalmente cuando voy a Monterrey, pues allá encuentro más variedad. Supongo que eso está mal.
Es importante darse el tiempo para escuchar un álbum, pues cada vez encuentras algo diferente.

Saludos :)

Unknown dijo...

Ellos son una banda que iniciaron, por así decirlo, mi autodescubrimiento musical. Irónicamente, y vaya que lo es, uno de mis amigos cercanos me mostró este disco. Debo decir que lo ví con cierto recelo, por la portada. Imaginé que sería algo sumamente femenino y superficial, pero lo sorprendente es que sonaron totalmente diferente a lo que pensaba. Esa voz poderosa (femenina pero ruda y seductora a la vez) era lo más cercano a mí, sentí que por fin había encontrado algo que de verdad me identificaba.
No recuerdo bien el año en el que los conocí, seguramente en el 2007 y tiempo después fue cuando tristemente descubrí que se habían disuelto. De verdad sentí mucho la pérdida, pero aún sigue la esperanza de encontrarlos más adelante. Para mí es una de las mejores bandas que he escuchado, y de cierta manera, me da gusto que no hayan sido tan populares en su tiempo (díganme egoísta!) Me hubiera desesperado que las masas que no saben apreciar la música los relegaran por estrellas pop, de esas que no enriquecen ni alimentan el espíritu.

Buena entrada y gracias por hacerme recordar.

P.D. Tienes buen gusto!

Bigmaud dijo...

Sheli: Lo malo de provincia (excluyo a Monterrey y tal vez a Guadalajara) es que no hay tiendas decentes de discos. La mayoría tienen poco surtido y por encima del precio ideal. Además son pequeñitas y la mayoría de su catálogo se centra en lo que escuchan los aficionados a Telehit y Exa.

Perderse en una buena tienda de discos o en una librería son dos de los grandes placeres que pueden tenerse en esta vida.

Louce: Oh, me da gusto ver a otra persona que gustara de este grupo. No fueron populares en Inglaterra, y menos aquí, aunque alguna vez vinieran para un festival en Guadalajara. Lo que pasó con Dorian, el guitarrista, fue tráfico, era un joven bastante talentoso. No sé si sepas, pero Kate Jackson anda dando los primeros pasos con su nuevo grupo:

http://youtu.be/a_nOF9h-2rM

Decente nomás, el genio de Dorian era fundamental para esas grandes canciones.

Saludos.