domingo, 11 de septiembre de 2011

12. "Don't Trust The Stars" - The Auteurs

Del álbum New Wave (1993)

Tuve una formación católica y supersticiosa por la influencia de mi madre. Mi niñez estuvo marcada por comentarios que atribuían lo que nos pasaba a motivos ajenos a nuestro control. Por aquellos días estaba de moda la lectura del café. Hojeando un libro me percaté de las figuras que podían encontrarse en el fondo de la taza y cómo éstas, supuestamente, podían determinar tu fortuna. Con diez años a cuestas, yo ya había experimentado una "limpia", la lectura de cartas y otros rituales similares, incluyendo uno donde donde el guía espiritual en cuestión prendía fuego en el suelo para luego ponerte encima de él. Me dejaba llevar. Iba a la iglesia, cursé el catecismo. Tuve bautismo, primera comunión, confirmación. Creí que los horóscopos tenían cierto grado de certeza, y mucho más.

Después crecí. Empecé a encontrar ridícula esas ideas. Tal vez haya sido la rebeldía juvenil, la cuestión es que escuchar a personas que justificaban errores amparándose en el "mal de ojo" se volvió patético. Lo mismo con cualquier concepto relativo al espiritismo, la fe o depender de una oración para cambiar un asunto vital de tu existencia. Me hice preguntas. Dudé. La última vez que me llevaron con un padre para que me hiciera reflexionar sobre mi conducta terminé por entender lo que pasaba. Todo era una estafa.

Jamás me he proclamado como ateo ni soy un activista al respecto. Me da igual lo que la gente crea mientras no se metan conmigo. De hecho hay muchas personas que usan el ateísmo como un adorno que piensan les da algún tipo de autoridad o como si fuera una medallita que indicara lo inteligentes que son, pese que en muchos aspectos sean unos idiotas. Los he visto, y me caen tan mal como los religiosos intolerantes. Este año tuve que ir a varias misas dedicadas a un ser querido, y bué, el sacerdote decía palabras que consolaban a los dolientes, genial si me lo preguntan. Lo curioso es que la mayoría de su discurso no tenía nada que ver con lo que pasa después de la muerte, sino con la celebración de los recuerdos. Y puse atención a lo que decía, y me ponía de pie cuando los demás lo hacían (no me hinque, eso sí). Lo hice por respeto y porque en nada me afectaba, aunque no adorara a ninguno de las estatuas que decoraban la iglesia.

Simplemente dejé de creer. Hace años ya. No fue fácil. Es pesado darse cuenta de que tu vida depende de ti mismo y de lo que te rodea. Que no hay fórmulas mágicas que puedan remediar los pesares ni nadie que te escuche del otro lado. Ser creyente es una posición cómoda. Entiendo perfecto a quienes siguen siéndolo a pesar de la falta de evidencias. No tengo nada que reclamarles. Mi abuelita es católica y es una de las personas más honorables que he visto. De un tiempo para acá ha crecido la corriente que reduce a quienes profesan una religión como deficientes mentales, y no es así; conozco personas que amplia cultura que creen en dios. Así como conozco a quienes presumen su ateísmo sin haber abierto un libro o leído sobre ciencia ni una vez en su vida. Y viceversa. No tiene nada que ver. El otro día vi una imagen en tumblr que me pareció sensata. Las creencias no son necesariamente malas. El problema son los fanatismos. De cualquier tipo. Y los charlatanes que sacan dinero a la gente haciéndole creer que pueden curar enfermedades o hacerles recuperar al marido. Lamentable.

Quienes tienen ideas como las anteriores llevan una existencia más tranquila. Gracias a creer en el karma, por ejemplo. Piensan que quienes actúan mal lo van a pagar en esta u otra vida. La ausencia de este tipo creencias te deprime. Porque sabes que no existe una policía espiritual, y que hay una gran cantidad de escoria que jamás recibirá su merecido. La vida es injusta, hay que acostumbrarse a ello, como dice Bill Gates. Debes conducirte con bien sin importar que te vaya mal. Tratar con respeto a los demás aunque no exista la recompensa del paraíso. Tan solo por el placer de tener la consciencia tranquila. Y no, no hay que descartar nada. Puede que exista el cielo y los ángeles. O Dios o Satanás. Me encantaría. Pero no creo que debamos actuar como si todo dependiera de ello. No es así. ¿Para qué esperar al otro mundo para obtener lo que quieres? Si te va pésimo, reacciona, no creas que por ir a misa vas ir asegurando un nube para cuando mueras. Señala al ladronzuelo, denúncialo, no esperes a que el diablo se encargue de ponerle un castigo, que de cualquier forma dicen que es un tipo poco confiable. Y a ti que haces daño pensando que con ir a confesarte la libras, bué, pues allá tú. Es posible que mueras ahogado en dinero y que tengas decenas de mujeres (interesadas) contigo. Igual es posible que acabes en la cárcel o asesinado. El karma no existe, desde luego; lo que sí existe son las consecuencias, y si tomas el camino incorrecto tienes más posibilidades de acabar en la miseria (no monetaria, ojo) que aquel hombre que está en casa ayudando a sus hijos a hacer la tarea.

Otra cosa importante es no rendirse. La canción de The Auteurs lo dice claro. Si el panorama no pinta como quieres, no es que sea el "destino", ni fue determinado por las estrellas. Puedes cambiarlo si te animas. Difícil en ocasiones, lo sé. De lo que se trata es intentarlo. Así que no les creas a tu horóscopo cuando diga que tendrás una semana de perros. Ni cuando te diga que es tiempo para invertir. Lo que diga una hoja de papel no debe determinar el modo en que llevas tus días. Haz lo que quieras. Solo encárgate de no joder a los demás.


2 comentarios:

Sheliwirini dijo...

Creo que muchos recibimos esa educación religiosa ya que la mayoría de las escuelas la importen. Deberían dar la opción de llevarla o no, aunque supongo que es imposible.

También empezé a dudar después, admito que antes rezaba e iba a misa (de vez en cuando, lo bueno es que mis padres no son asiduos de ir a misa) Pero ahora ya no hago nada de eso, ni ellos. Mencionas que no podemos ir por la vida atribuyéndolo todo a las "fuerzas divinas" y estoy completamente de acuerdo. Cada quien crea su propio destino basado en sus acciones, creo.

Saludos.

Bigmaud dijo...

Ir a la iglesia te arruina los domingos (y cualquier día), menos mal que uno reacciona y deja de ir.

Y no sé, a mí como a Costello, Dios me parece un tipo gracioso. Simplemente no me apoyo demasiado en él porque podría tener ya muchas ocupaciones.


Saludos, Sheli.