lunes, 16 de julio de 2012

«The Last of the Famous International Playboys»


La carrera de Morrissey después de The Smiths empezó a todo galope. Una juventud solitaria dejó cientos y cientos de líneas en su cabeza a la espera de tener a quien contárselas. A falta de relaciones amorosas o amistades duraderas (con algunas excepciones, como la que lleva con Linder Sterling), convirtió a su carrera en un especie de diario donde poco a poco fue dejando constancia de su excéntrica personalidad. Con "The Last of the Famous International Playboys", el tercero de sus sencillos, que logró colocarse de nuevo en el top 10 de las listas. Contrario a los pronósticos, no solo mantuvo el talante que lo caracterizó en su antigua banda, sino que alcanzó mayores niveles respecto al éxito comercial. Escuchando estas canciones queda claro el porqué nunca veremos un reencuentro de The Smiths: Morrissey no lo necesita. Hay que decirlo, es una especie de divo con el ego bastante elevado que goza de ver su nombre siendo el único protagonista. Sus nuevas portadas dejaron de incluir a estrellas de los sesenta, para empezar a ser casi en exclusivo fotografías donde su cara aparece en primer plano. 

En "Playboys", Moz toma la historia de los hermanos Kray, un par de criminales famosos durante la década de los sesenta, para transformarla en una letra llena de pasión y aventura. El mancuniano, digno heredero de Oscar Wilde, era alguien —como diría Borges— profundo al que le encantaba pasar por superficial. De ese modo podía admirar a unos asesinos solo porque llevaban un excelente peinado o por el romanticismo que desprendían sus vivencias personales. Así, en esta fantasía, el protagonista escribe a su amado desde prisión  para contarle que todo el mal que ha hecho no ha sido más que un tributo para poder aproximarse a él, aprovechando al mismo tiempo para, irónicamente, denunciar un mal que permanece hasta nuestros tiempos, el de cómo los delincuentes (pensemos en Mark David Chapman o Anders Behring) son lanzados al estrellato gracias a los medios, haciendo de linduras como las masacres, las únicas formas que tienen los desdichados para alcanzar la notoriedad. 

De la segunda época dorada de Morrissey (la primera siendo su trayectoria con The Smiths y siendo la tercera su regreso en 2004), recuerdo esta estupenda canción co-compuesta con el gran Stephen Street que cuenta con una peculiaridad: en la grabación participan todos los ex-Smith, salvo Johnny Marr. Con Andy Rourke en el bajo, Mike Joyce en la batería y Craig Gannon en la guitarra, Morrissey lidera una de las finas piezas pop a las que con el tiempo nos acostumbraría.



“I never wanted to kill, I am not naturally evil. Such things I do just to make myself more attractive to you —have I failed?”

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