domingo, 20 de junio de 2010

Dinero a la basura

La mayoría de las personas temen perder el boleto del estacionamiento alguna vez durante sus vidas. A simple vista perder un pedazo de papel no parece para tanto, hay cosas peores en el mundo. Ser aplastado por un elefante o perder a tu perro en una apuesta son prueba de de ellos. Sin embargo hay algo humillante en ello como para que a todos les dé escalofrío con tan sólo pensarlo.

En la mayoría de los centros comerciales, el boleto perdido equivale a una multa de doscientos pesos. Es una suma importante, más no dramática, si lo pensamos bien. Gastamos más dinero en banalidades sin quejarnos tanto.

Aunque visto a distancia luce así, experimentarlo es una pequeña tragedia. Todo aquel que lo haya sufrido, sabrá a lo que me refiero. Hay varios motivos, el primero que viene a la mente es el de la diferencia que hay entre pagar cinco pesos y pagar doscientos. El segundo es el del amor propio; es intolerable que tengamos que pagar tanto por una pérdida que a fin de cuentas es lo más natural del mundo. Es facilísimo perder un papel feo que sin adorno alguno. Si tan sólo se esmeraran en mejorar los diseños de los boletos los conservaríamos hasta con gusto.

Además nunca he entendido esa multa-castigo tan fuerte. Si es por hacer que los robacoches se lo piensen dos veces antes de huir con lo que no les pertenece, he de decirles que pagar doscientos pesos es una inversión miniatura comparada con el valor de una camioneta 4x4.

Esto impulsa a colocar al boleto entre las prioridades del día de compras. He sabido de madres que prefieren que sus niños caminen por su cuenta con tal de no soltar el preciado papelajo.

Recuerdo la vez que mi padre extravió uno. Estábamos en un centro comercial y la tarifa que tendría que pagar si no lo encontraba era de ciento ochenta pesos. Tomó varias medias con tal de no hacerlo, se puso a revisar entre los asientos como loco; pidió que vocearan la situación de emergencia por la que pasábamos con la esperanza que que alguien lo hubiera encontrado; mandó a cada integrante de la familia a preguntar por el paradero del ticket en las tiendas que habíamos visitado; interrogó a la señora de la limpieza; le ofreció una recompensa de cincuenta pesos al encargado del estacionamiento si lo encontraba tirado por ahí...

Pasó más de una hora, todos estábamos hartos, queríamos irnos aunque eso implicara una reducción de medio milímetro en la billetera de nuestro papá. La jornada en el centro comercial había sido larga, nuestros pies requerían desprenderse de los zapatos acosadores que los cubrían, lo único que queríamos era llegar a casa a dormir. Justo cuando estábamos a punto de llegar a las lágrimas y de exigirle que se tragara su orgullo, mi padre realizó algunas conjeturas y recordó que antes de salir, había tirado algunas cosas a la basura. Nos pidió que nos subiéramos al coche.

No obedecí y lo seguí. Vi como se aproximó a un bote de basura, lo levantó, le dio vuelta y vació todo su contenido en el suelo ante la mirada atónita de todos. Recogió algo, se acercó a mí. Ya lo encontré, vámonos.

Nada, es día del padre y me acordé de esto.

4 comentarios:

brown dijo...

malditos boletos..... siempre se esconden en la basura los mal nacidos

Pixie dijo...

Jajajajajaja el destino dice que seguramente un día harás lo mismo, de tal palo...

Saluditos!!

Anónimo dijo...

Es tan cierto...JA! mendigos boletitos del mal, de verdad yo sufro cada que los tengo bajo "mi cuidado".
-detenme el boletito
-cuidado con el boletito!
-no doblen el bo-le-ti-to!
-sostenlo con tu vida!!
-y el boletito?!??
en esta ultima,juro que empiezo a hiperventilar, siento taquicardia, veo borroso, PANICO PANICO TOTAL y claro (como mi padre) culpo a cualquier inocente que este conmigo uff jaja...
saludosssss,,,color limon
lucile spree

Bigmaud dijo...

Brown: Son tan ligeros que les da por huir.

Picsi: Espero pronto la tecnología permita sustituir los boletos de estacionamiento por dulces sabor uva.

Lucile: La que aplican la mayoría para no perderlos es agarrarlos con la boca mientras encuentran lugar en el estacinamiento. Es muy gracioso ver a señores respetables hacerlo.


Saludos.