Aquí no, evidentemente.
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México perdió contra Uruguay (hola, estoy hablando de futbol) y lo único en lo que puedo pensar es en lo mucho que nos cuesta analizar las cosas en su justa dimensión. Empatamos con Sudáfrica y los ánimos se vienen por los suelos. La gente celebrando el resultado en el Ángel no quita que muchos hayan quedado devastados luego de que sus ilusiones de victoria se vieran destrozadas.
Luego se le gana a una débil Francia y el ánimo sube al 100%. Lo del partido inaugural quedó en el olvido, se comenta que en este mundial estamos para hacer algo histórico. Uruguay se veía como un pequeño escalón rumbo a octavos con Corea del Sur. Dulces sueños.
Y ahora se pierde y de nuevo todo se viene abajo. Son poco los que creen que se le pueda ganar a Argentina (el mejor equipo del mundial, dicho sea de paso). Las decepciones son tan repetidas que vemos a la victoria con recelo; preferimos anticipar la derrota para que cuando ésta llegue, el golpe sea menos doloroso; será entonces cuando lleguen los consuelos fáciles "ya lo sabía, era obvio". No nos damos cuenta que al hacer esto perdemos la oportunidad de disfrutar un rato de lo que a fin de cuentas es un juego destinado al disfrute.
El optimismo o pesimismo dan igual; no somos los jugadores, así que poco importa que estemos eufóricos o tristes. Quienes dictarán el resultado serán otros. Por eso qué más da que hagamos pronósticos positivos. Un poco de alegría, joé.
México gana 7-1 a Argentina con Hat-trick de "El Temo". Se los anticipo yo.
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