Antes quiero aclarar que para ser el comienzo de la vida universitaria quedé decepcionado. Esto me suele pasar cada que asciendo a un nuevo nivel de estudios. Cuando pasé del Jardín de Niños a Primaria pensé que todo sería distinto y resultó que hasta segundo grado seguíamos haciendo monitos de plastilina. Cuando llegué a la secundaria no hubo gran cambio, mis compañeritos seguían siendo los mismos y los maestros eran los amargados de siempre con diferentes rostros. En Preparatoria hubo un ligero cambio: el de no tener que llevar uniforme; fuera de eso seguíamos teniendo la materia más pueril de todas, Educación física. Finalmente hoy me di cuenta que no hay grandes variaciones a lo largo de la vida académica, en todos los niveles hay el mismo tipo de personas:
- La guapa que no habla
- El atleta que está aprendiendo a sumar
- La chica seria que se ríe de todo
- La hija de un profesor
- El Doogie Howser que tiene las mejores notas y es más joven de lo normal.
- El Darketo que usa calzones de los Muppet Babies
- El tipo que habla hasta que le da un calambre en la lengua.
- La chica que se junta con puros hombres
- El que reprobó año
- El que llega tarde
- El que llega una hora antes
- El que nunca llega
- La entusiasta que organiza reuniones
La Despertada
Luego de más de un año durmiendo entre las tres y cuatro de la madrugada me vi obligado a dormir temprano con tal de despertar a las seis de la mañana. La cosa salió mal desde el momento en que dormir temprano se tradujo en dar vueltas en la cama hasta las dos de la mañana para luego despertar las 4:55 am (exactamente) evento que me sirvió para descubrir que mi reloj biológico está perfectamente sincronizado con el horario de Costa Rica. Claro, esto gracias a la organización basada en la idea de que el ser humano aprende mejor cuando está desvelado.
La Hora Previa
Abrir los ojos antes de las cinco de la mañana tiene la ventaja de irte acoplando a lo que representa la vida en una granja sureña. Quitando las cortinas me encontré que básicamente todavía era de noche. Me volví a tirar a la cama con la esperanza de lograr una hora más de sueño. No pude, pero ya saben que no se trata de ganar sino de competir. Prendí la tele en donde aparecía El Doctor Simi disfrazado de Gandhi (en serio, eso pasó) contando la biografía del primer anoréxico hindú en usar lentes. Luego me bañé y vestí como suele hacer la gente civilizada. Sin darme cuenta de pronto ya eran has 6:45 am , que bajo estas circunstancias era tarde. Engullí una quesadilla en tiempo récord para luego salir rumbo a la escuela.
La Llegada
Tráfico. El Sol seguía sin salir a saludar. Sueño. Radio AM. Ganas de vacacionar en cualquier otra parte del mundo. Llegada. Es la primera vez que estoy ahí sin pedir informes como motivo. Hay gente dentro. No los veo bien porque no traigo un cirio pascual que me alumbre. Perdí mi horario. Pregunto a una secretaria que qué clase me toca. Llegaste temprano; tienes clase hasta las ocho, me dice. Qué afortunado soy, me digo. Voy a conocer incomodidad de una banca. Pasa una hora. Por fin entro al salón. Maestro divertido. Risas. Presentaciones. Nada más.
La Despedida.
Los Lunes sólo tendré dos clases. Por cuestiones de logística hoy nomás fue una. Salí temprano, se trató del día con más ganas de dormir en dos décadas..
6 comentarios:
me pregunto si en la secu seguían siendo sólo diez.
Suerte, Compañero.
Atte: Juan Ramón.
Oh, los típicos de siempre que dices son tan reales... no debe existir clase sin un especimen de cada.
A ver como te van estos primeros días, yo a la semana amaba la carrera, al mes la odiaba :D
Saludos!
Memmis: Mejor no pensar en asuntos desagradables.
El Reata: Gracias, compañero.
Samuel: Los primeros días en la escuela son lo mejor. Los maestros te tratan dignamente hasta que de pronto, un día, todo cambia.
Saludos.
Que dura es la vida del estudiante.
Atentamente,
la chica que solo se junta con hombres, entre ellos el entusiasta que organiza las fiestas, el que siempre llega tarde, y los que todos el tiempo hacen bromas en clases
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