martes, 25 de agosto de 2009

Sin ganas de escribir

Estos últimos días han sido de ponerse al corriente. Luego de varios años he tomado la decisión de colocar un reloj en mi muñeca. De niño me encantaba traer relojes, por cinco años al hilo venían incluidos en mi carta de peticiones a Santa Claus, quería estar actualizado. Luego lo dejé porque me provocaban ansiedad, con un reloj a la mano no dejaba de ver la hora a cada minuto; así el tiempo pasaba más lento y me estresaba. Era una mejor opción no traer nada para que los minutos corrieran sin que yo me diera cuenta. De pronto alguien me decía que ya era tarde. Y no sabía si creerle.

La forma más práctica de enterarte de que estás envejeciendo es fijarte cuando pasas de tu reloj digital de toda la vida a uno de manecillas. Del de Winnie Pooh al verde fosforescente para acabar con uno que tardas más en interpretar.

Cuando no se tienen ganas de escribir hay muchas cosas qué contar.

4 comentarios:

Yareli dijo...

Tampoco uso reloj, pero mi organizmo tiene uno biológico bastante preciso :( ...lo cual muchas veces es frustrante.

El Doctor dijo...

Yo creo que envejecemos en el momento en que nos ponemos un reloj en la muñeca.El reloj,como dijo Cortázar,te muerde con sus dientecillos en la carne,te condiciona a darle cuerda,o ponerles las pilas cuando se gastan.El verdadero tiempo no está ni el los relojes ni en los calendarios.El tiempo es una ilusión que es preferible aceptarlo como tal,entonces empiezas a notar una especie de inmortalidad interior.Creo que es mucho más peligroso un reloj que una pistola.Cuando se inventó el reloj,sirvió para empezar a controlar a la gente.

Un abrazo.

Bigmaud dijo...

Yareli: Como dije el otro día, mi reloj biológico sería preciso si en lugar de vivir aquí estuviera en Costa Rica.

Francisco: El tiempo no debería afectarnos. Fríamente la hora sólo es una combinación de números para sincronizar a las personas. Lo ideal es que hiciéramos lo que quisiéramos sin importarnos si es día o noche. "Tarde" o "temprano". Un abrazo también.

Anónimo dijo...

Me quede pensando cuando no tengo nada que decir creo que me dan ganas de que me pregunten...

Tonto no?