martes, 20 de abril de 2010

Cómo reconocer a un melómano principiante

Pobrecita de la rubia de lentes.

Generalmente cuando adquirimos una nueva afición queremos que todo el mundo se entere. Es parte de nuestra naturaleza comunicar a nuestros amigos (en caso de tenerlos) que el monito con el que conviven, ha expandido sus horizontes de ocio.

Esto se da especialmente a edades tempranas. Cuando un chiquillo se inscribe a clases de Karate, lo primero que hace, incluso antes que comprar su Keikogi, es anunciar a los cuatro vientos (eviten cuestionarme sobre el origen de la expresión) entre todos sus compañeros de escuela, que pronto podrá partir tablas de madera en dos sin necesidad de usar una afilada segueta.

Somos presumidos, vamos. Cada que alcanzamos un logro, queremos que quienes nos rodean lo reconozcan para que el esfuerzo haya valido la pena. Es normal, todos lo hemos hecho en menor o mayor medida alguna vez. Por supuesto hay quienes exageran, como aquellas celebridades que citan a los medios cada que van a darle cinco pesos a un vagabundo. Ya lo había comentado una vez, pero son claros ejemplos de hipocresía en el que la caridad es un mero pretexto para promocionar su imagen pública.

Eh, lo siento. No quiero desviarme y convertir este texto en una diatriba más en contra de la humanidad, así que pasaré al tema central que logró motivarme lo suficiente para dejar de rascarme la panza para venir a teclear algunos cuantos párrafos.

Como les decía al principio, en cuanto albergamos una novedad, el primer paso a seguir es anunciarlo rápidamente. Esto no quiere decir que lo hagamos directamente, muchas veces se emplean técnicas veladas que irónicamente terminan resultando igual de obvias.

Tomemos el ejemplo de la música. Cuando alguien comienza a sentir debilidad por un disco o grupo en particular, todo su universo acaba por girar entorno a él.

Así tenemos al primer signo que delata a la ternurita del melómano principiante:

  • Habla demasiado de música.
Ejemplos:

Gracias, mami; el plátano estuvo tan exquisito que me recordó al primer álbum de The Velvet Underground.
Ese Jarabe tapatío estuvo bien, pero Metallica es mucho mejor.

Tengo un amigo que se llama José, como José Luis Perales.

Como se puede apreciar las referencias son básicas y forzadas. Se aprovecha cualquier oportunidad para manifestar las respectivas preferencias auditivas. El chiste es que el mundo entero sepa lo importante que la música es para ti, y que eres bien "rockero". Les digo, unas ternuritas.

Pasemos al siguiente punto

  • Dice títulos de canciones completos.
Ejemplos:
No manches, mi favorita de The Beatles (evitan decirle Álbum Blanco para apantallar) es Everybody's Got Something to Hide Except For Me and My Monkey, está bien chistosa.
Uts, ayer casi chillo con Last Night I Dreamt That Somebody Loved Me.

Un melómano experimentado tiene un dominio tal del tema que ante sus semejantes no necesita gastar saliva ni tiempo. Le basta con decir que su favorita es Me and My Monkey o que Last Night lo hace llorar. El novato se pone en evidencia, busca ser tan correcto que acaba por verse exagerado. Son como Marge Simpson en aquel capítulo del Chanel rosa: Se esfuerza tanto para no desentonar que a lado de la sobriedad de la clase alta se le nota rebuscada.

  • Divulga información errónea de su grupo favorito
A Brian Jones lo mató Mick Jagger porque le tenía envidia.
¿Sabías que Marilyn Manson era el muchacho que salía en Los Años Maravillosos?

Paul McCartney está muerto y fue sustituido por un granjero irlandés.


Sediento de sobresalir, el n00b emprende una búsqueda de datos por internet de manera indiscriminada que luego compartirá con sus semejantes. El problema es que sólo se queda con con aquellas notas superficiales que muchas veces son falsas. Recurre a temas dignos de las prensa rosa para escandalizar y aparentar que sabe mucho, sin saber que se encuentra haciendo el ridículo.

  • Le gusta todo.

Menudo discazo The Division Bell.
Digan lo que digan lo último que ha estado sacando Sting está buenísimo.

Hablamos de personas con criterio limitado quienes temen contradecir los cánones establecidos por la sociedad. Para ellos cualquier bodrio que tenga el nombre de Pink Floyd (dicho sea de paso, les encanta la película de The Wall aunque no le hayan entendido) en la portada tiene que ser aplaudido Son pequeñas ovejas, disfrutan sin protestar todo lo que sus referentes (algún tío o crítico musical) les dicen.

***

Comúnmente la etapa pretenciosa se supera después de cumplir trece años. Aun así, se han reportado casos de que veinteañeros, treintañeros, cuarentones y hasta octogenarios que siguen queriendo impresionar a gente todavía más tonta que ellos. No está de más señalarlos públicamente para superar el hecho de que alguna fuimos iguales.

3 comentarios:

Mechicabota dijo...

¡Es verdad! Los melómanos n00bs se reconocen en seguida.
Interesante observación la tuya de que cuando el ser humano se fascina con algo nuevo, tiene la necesidad de contar a los demás... realmente nunca lo había notado.


PD: Aguante Monty Python!!!!

Pixie dijo...

jajajaja demonios tengo una amiga así y a mi prima le pasó con Zoé, lo que me choca de esos especímenes es que a veces ni siquiera es por un descucbrimiento propio, sino que "les gusta" porque a alguien con quien quieren les gusta.

pfff!!! ches wannabes...

jaja Saluditos!!

Bigmaud dijo...

Mechi: Jaja sí, yo a los doce años me creía mucho por conocer todo ese circo de Paul is Dead.

¡Viva Monty Python!


Picsi: También pasa que ya porque bajan una canción de Ares se sienten fan totales del grupo en cuestión cuando ni siquiera saben como se llama el bajista.