lunes, 29 de marzo de 2010

Escena de la mañana

Hoy tuve una experiencia mística. Los astros se alinearon para formar un momento de trascendencia cósmica que vio en mí, el espíritu perfecto para manifestarse.

Estaba yo tranquilamente recurriendo a lo más bajo que alguien aburrido puede hacer: vaciar la papelera de reciclaje de la PC, cuando empecé a sentirme un poco extraño. Digo poco, porque de no haber sido por la condición soporífera en la que me encontraba, posiblemente ni me hubiera dado cuenta. Luego de un minuto de arduo esfuerzo, borré por fin, todas esas carpetas de imágenes orientales que tenía al disco duro al borde del colapso. La sensación anómala ganó terreno, por lo que fui presa de un ligero ataque de pánico, el cual intenté repeler buscando apresuradamente imágenes de lolcats en internet.

Eso desde luego no funcionó, por el contrario, el malestar se intensificó y por un momento recordé la olla express a punto de explotar que mi abuelita usaba para preparar frijoles.

Debo decir que también me emocioné. Nunca antes había pasado por algo de semejantes proporciones sensoriales. ¿Estaba muriendo? ¿Todo eso significaba una pronta reunión con San Pedro?

Ese par de dudas se disiparon cuando llegó el momento cumbre. La presión acumulada dio a luz: tosí y estornudé al mismo tiempo;ambas expulsiones se encontraban fusionadas. Las expresiones máximas de la nariz y la boca se aliaban para convertirse en lo que yo llamo un estornudodetos.

Si por separado sacan de quicio, aliadas son peor. No sé si ustedes les ha pasado, pero es como si cantaras y recitaras los ingredientes del pozole a la vez, o sea algo que es tan incompatible que te deja noqueado.

Los minutos siguientes los pasé esperando una réplica que nunca llegó. Me dicen que fue una coincidencia, aunque yo en el fondo sé que esto me ocurrió justo a mí porque soy un ser iluminado.

__________________________
Sólo sueño conmigo.

jueves, 25 de marzo de 2010

"Ni modo"

Pocas combinaciones de dos palabras son tan detestables como la que da título a este post.

El "ni modo" es la respuesta de alguien conformista y solapador a la vez. Quien la dice, no lucha: se mantiene cómodo sin intentar remediar la situación que afecta también al otro.

Se trata de una de las máximas del mexicano mediocre, quien encubre su pasividad de esa manera ("así nos tocó vivir"). No sólo es consciente de su desfavorable situación, sino que se regodea en ella, tal vez para hacerla más llevadera. "Ni modo" es la antítesis del remedio.

Cada que hago una reclamación a alguien y obtengo eso por respuesta, una de mis neuronas enloquece y asesina a otras veinte. Me frustra. Es pedir solución y recibir negligencia.

En alguna ocasión yo mismo la he pronunciado, pero ahora que soy consciente de sus implicaciones ( luego de ser víctima constante) procuro evitarla al máximo. Cuando algo está mal, al menos doy una explicación, u ofrezco alternativas para superarlo. Funcionen o no, son preferibles a quedarse de brazos cruzados.

martes, 23 de marzo de 2010

Amor miniatura

Cumplir 12 años es importantísimo por varias razones, primero que nada porque significa que estamos vivos y que tenemos amplias posibilidades de cumplir trece. También porque a esa edad nos definimos como personas. Muchos fuman su primer cigarro para no volverlo a soltar hasta la tumba. Otros se emborrachan por primera vez, teniendo por consecuencia una resaca asombrosa que da paso al "no lo vuelvo a hacer" que repetirán durante toda la vida.

También se empieza a sentir atracción por otras personas. De pronto el pueril odio a las mujeres, se mantiene sí, pero se tolera con tal de estar cerca de ellas.

En mi caso, tuve la mala fortuna de pasar sexto de primaria rodeado de niñas de características hombrunas poco cariñosas y de nula simpatía que debido a las confusiones propias de la edad, pudieron haber desviado mi rumbo amoroso hacia terrenos reinados por el pelo en pecho. No sé si eso hubiera sido bueno o malo (aunque ser bisexual, aumenta tus opciones), pero sí me hubiera convertido en otra persona que probablemente tendría un blog con fondo rosita. Quién sabe.

Lo que me "salvó" (las comillas son un escudo contra las acusaciones de homofobia. Besitos) estuvo fuera del salón de clases. Para conservar el gusto por las hembras, fue definitivo conocer la mamá de un amigo. Joer, qué belleza era a pesar de estar entrada en años. Se conservaba bien y tenía atributos físicos lo suficientemente llamativos como para que me resistiera a parpadear. Era increíble. Ni idea de por qué la había dejado su marido.

Como nos llevábamos bien, visitaba constantemente a aquel amiguito (pueden insultarlo, al fin que no lee este blog), pero nunca olvidaré aquella vez que, ya tarde, mientras estábamos teniendo una sesión de Play Station fuimos interrumpidos por ella.

Entró al cuarto en bata, recargó su brazo en la pared y ante mi mirada atónita me dijo "¿Por qué no te quedas a dormir?". La escena era tan sexy que sólo pude responder algo parecido a la siguiente:











...

Exactamente: me quedé en blanco. Regresé a la vida gracias a un sape proporcionado atinadamente por mi compañero. Era una oferta que no podría rechazar. Así que llamé a casa para avisar que no llegaría hasta el día siguiente.

Vaya error el que cometí. Al final no pasó nada de eso que se ve en las películas pornográficas. El resto del día fue aburridísimo: juegos de video, películas, comida chatarra y pláticas que por algo ya no recuerdo. La dama enamoradora no volvió a interrumpirnos.

Creo que todos a esas edad nos enamoramos de alguien mayor. Muchas veces es la maestra que lleva falda, o en el caso de las mujeres, el maestro sustituto que lleva un libro bajo el brazo. Es cuestión de suerte que nos toque x o y, que al fin de cuentas cambiarán nuestras perspectivas de deseo para el resto de nuestros días.

lunes, 22 de marzo de 2010

La humanidad es tonta tonta

Las visitas al supermercado me han dado ya muchos temas para escribir aquí. Quienes anden en busca de inspiración deben saber que ésta se encuentra justo entre la sección de carnes frías y el área de juguetería. De nada.

El otro día fui, y, as usual, el detalle más mínimo fue el que atrapó mi atención.

Cerca de área de cajas había un refrigerador que contenía una variedad extensa de bebidas azucaradas. La puerta traía una calcomanía que decía:

Deslizar para abrir.

La instrucción era realmente obvia, sobre todo porque el diseño del refri dejaba poco espacio a dudas. Cualquier persona que alojara un cerebro en su cráneo sabría que si quiere empalagarse con un refresco, lo único que tenía que hacer era hacer a un lado la puerta corrediza. Pero no, seguimos siendo tratados como tontitos por todo el mundo.

Siempre es fácil, las instrucciones te lo dicen todo:

Jale/empuje
Presione para apagar
Refrigere después de abrir
No ingerir
Evite el contacto con los ojos
Introduzca en el microondas durante 30 segundos
Si las molestias persisten, consulte a su médico

Se boicotea al conocimiento empírico. La sociedad es sobreprotectora, sin saber del daño que nos hacen así. Las advertencias son tantas y las instrucciones tan claras que el humanito promedio ha terminado por dejar de pensar como debería. El ritmo de vida moderno deja poco espacio al error. Como ya no hay tiempo para corregir, se busca que todo se movilice a la perfección, sólo que como el hombre (y la mujer) es un ser imperfecto, se le tiene que bombardear para que se mantenga en lo correcto. Y a veces ni así; la misma dinámica en la que nos han hecho entrar, provoca que ahora todo se quiera puesto directo en la mano, sin esforzarse y sin merecerlo.

Hace falta abrir espacio al error. A la prueba y el ensayo. Que se dejen de imprimir instructivos: algunas muertes por el mal uso de lavadoras no caerían mal. Todo se volvería un caos, pero al menos tendríamos una libertad de elección menos manipulada.

Si alguien quiere que su nueva adquisición funcione, que al menos se esfuerce un poco para lograrlo. Que lea libros viejos para saber como ensamblar las piezas; que conviva con su vecino
para que le ayude; que sus hijos se enorgullezcan de él cuando termine.

Se echa de menos la responsabilidad. Que el dinero no sea lo único necesario para alcanzar una meta. Se nos ha malacostumbrado a necesitar de los demás para salir adelante. Ojalá pudiéramos recluirnos en notros mismos, buscar alternativas novedosas para solucionar problemáticas. De ese modo se aportarían distintas visiones que enriquecerían al conjunto.

Tendríamos una vida plural en verdad.

Conservar para siempre

Hace rato comentaba en tuiter que es terrible cuando te vienen a la mente cosas mucho mejores que le pudiste haber dicho a una persona pero que en ese momento no se te ocurrieron. Desafortunadamente el paso del tiempo termina por indicarnos que la mayoría de lo que hemos hecho se trata de una completa estupidez. Es imposible estar conforme porque, todo en esta vida es mejorable.

Me ha pasado cientos de veces. Digo algo y a los tres minutos pienso en otra opción que pudo traer resultados mucho más afortunados. Pero ya es demasiado tarde, el momento se ha perdido, y quizás lo que pudo acabar en algo bonito, termina por convertirse en algo totalmente diferente e irremediable.

Esto no sólo pasa cuando se trata de alguien que ya murió, a quien, por lo mismo, jamás podrás comunicar aquello que deseabas. También pasa con los vivos. Por más que estén ahí a tu lado, hay circunstancias que son tan precisas que se vuelven irrepetibles. Dejarlas pasar, entonces cambia por completo al panorama. En la vida, lo ideal vive peleado con la realidad.

Coqueteos con el haikú

Para oficializar la decadencia de este blog, caeré en un recurso realmente lamentable: postearé una de mis tareas. Con anterioridad había hecho lo contrario, llevaba textos que he publicado aquí para cumplir con la cuota de entregas que me pedían para una materia. Sin embargo ahora, hago esto para dejar constancia de existencia, y porque, bueno, no pierdo nada. Disfruten, o no.

***

El haikú (también escrito –y aceptado por la RAE- sin el acento) es una forma de poesía japonesa que celebra la profundidad de la brevedad. Cada haikú está conformado por tres versos. El primero de cinco sílabas, el segundo de siete y el tercero de cinco. Esta regla, supone una limitante desafiante que exige la reducción del pensamiento a lo esencial. Más que un amoldamiento forzado, lo que se premia es una espontaneidad austera. Originalmente se enfocaba en la naturaleza, con la inclusión de una palabra llamada kigo que hacía referencia, explícita o implícitamente, a la estación del año en el que los versos estaban ubicados. Con el paso del tiempo, las temáticas han ido variando, y algunos escritores han adaptado sus formas, por las complicaciones que acarrea crearlas en idioma español. Sin embargo, su belleza sigue radicando en su tradicional esencia más elemental.

Para ejemplificarlo, a continuación adjunto algunas aproximaciones de mi autoría

I

La copa rota
Llorando en el suelo
Porque ya no es

II

Montar un tigre
Es peligroso, dices
Desde la jaula

III

Te mueves sin mí
Flotas sin alas, barco
a lado de mil

IV

Agua de vaso
veneno en un frasco
dos para labios

V

Camino solo
la tierra sucia paso
ahora siento

viernes, 19 de marzo de 2010

Enamoraciones enumeradas

Puntos azarosos.

Todo bloguero (y creador en general) por lo menos alguna vez en su vida se preocupa por escribir algo que no sea lo suficientemente bueno. Más que un problema, se trata de un error. Quien debe decidir la calidad de algo es el lector, no uno mismo.

Incluso cuando el público te indique que el resultado es malo, debes continuar. Repetirte si quieres. Las razones fundamentales son dos: la primera, para joderlos más y la segunda, porque hacerte mala fama te libera.

Suelo estornudar con eco. Achú-Achú. Debería ser Achú a secas, pero siempre es Achú-Achú. Es un misterio el por qué viene esa repetición; tartamudeo del moco, acaso.

La diferencia entre "me regalo" y "me compró" es la época. En navidad cualquier pequeñez es un regalo: "Mi novio me regaló un sostén transparente". El resto del año (sin contar cumpleaños y días festivos) se escucha: "Ay, mi papi me compró un coche rojo, qué oso".

Los gustos cambian todo el tiempo. Las caricaturas empiezan a aburrir cuando se descubre el porno, el porno empieza aburrir cuando se descubre el sexo, y el sexo aburre cuando se conoce al cansancio.

Uno de los golpes claves que dio la comunidad negra (perdón, perdón: afroamericana) para ser lo que es ahora, se le debe a los Beatles. La banda popular por excelencia hizo de Billy Preston uno de los protagonistas de la película-documental Let it Be, convirtiéndolo así, en el primer "negro chistoso" de la historia del cine contemporáneo, cliché ahora tan popular en cualquier cinta para adolescentes. La tasa de discriminación bajó un 4% el fin de semana de estreno.

Aunque pasen los años, y la tecnología avance, el color nunca llegará a las teclas del piano.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Blá, Blé, Blí, Bló, Blú

Qué gracia me causaba cuando alguien me decía "no tengo tiempo para eso". Estrictamente es una vil mentira, todos tenemos tiempo. Es imposible que alguien esté las 24 horas del día realizando actividades que le impidan disfrutar de la vida.

Repito, así es poniéndonos estrictos. Lo cierto es que esa frase no es más que un comodín que esconde detrás algo terrible: la falta de ganas. Falta de ganas propiciadas por las circunstancias. El tiempo siempre estará ahí, pero llegar a casa por la noche luego de trabajar arduamente le quita el entusiasmo a cualquiera. Hacer tareas durante horas es otro factor que hace decir "no tengo tiempo", aunque quizás sería más preciso decir "el valioso tiempo que tengo lo invierto en aburridades".

Esto lo digo porque no he tenido tiempo para actualizar este blog. Estoy consciente de que es denigrante hacer este tipo de aclaraciones en una bitácora propia, más cuando no ha pasado ni una semana de silencio. No tendría que estar dando explicaciones de nada; simplemente publicar cuando me saliera de la punta de la pipí. Pero, siempre que hago este tipo de entradas me libero, y retomo el ritmo. Es para sacarme de la modorra, ahora que he librado algunos compromisos que me traían distraído.

A ver si mañana publico algo de sobre la opera que estoy armando con una compañía de niños africanos. Estén al pendiente.

viernes, 12 de marzo de 2010

Reflexión sobre el iPod

Llevo casi cinco años con un ipod que alguna vez fue novedad. Ahora es un fósil tecnológico equiparable a un starTAC o a un biper que sólo aferrados como yo conservan. En términos generales lo mantengo en buen estado; soy muy cuidadoso así que desde que lo tengo se me habrá caído apenas tres o cuatro veces, menos de una caída por año.

La mayor limitante radica en su capacidad. Desde hace mucho, sus treinta gigas me quedan cortos. Ya ni recuerdo cuándo le agregué música nueva por última vez. Le quedan como veinte megas libres que dejaré intactos; me niego rotundamente a borrar lo que tiene sólo para ganar espacio. Que se quede como está hasta que se descomponga (lo cual ocurrirá en el 2012 según las profecías mayas). Hay cientos de canciones ahí que no sabría cómo volver a encontrar; son exclusivas en mp3 a las que sólo tengo acceso cuando conecto el aparatito este a la computadora.

Todo esto es para celebrar que hace rato compré unos nuevos audífonos. Los anteriores habían muerto hace unos meses, luego de cumplir su objetivo de deformar mi bello pabellón auditivo.

Tardé tanto en comprar unos nuevos porque honestamente me había hartado de escuchar música en la calle. Suena raro, pero llega un momento en el que el transporte de música es tan sencillo que pierde su carácter especial. Llevar contigo una biblioteca de cinco mil canciones hace que el factor sorpresa desaparezca. Moviendo el pulgar puedes poner aquel disco que tanto te gusta las veces que quieras; siempre está ahí. Es tan accesible que se vuelve aburrido. Te pierdes de experiencias asombrosas como ir caminando por la calle y escuchar que, a lo lejos, en algún lugar que no puedes identificar, está sonando un tema de The Beatles. Momentos como ese amplifican el placer del oído. Es como cuando en la radio pasan algo que te gusta cuando menos te lo esperas: se disfruta más que cuando deliberadamente pones el disco en tu estéreo. Por extraño que parezca así es. El iPod rompe de un modo con esa magia, provoca que sólo dependas de ti mismo y de tus elecciones lo cual lleva al tedio. Se borran las circunstancias, las casualidades. Queda lo predecible.

El caso es que en estos días, luego de meses de rehabilitación, recuperé las ganas de darle una oportunidad a la música andante. También tiene su encanto: los audífonos ahuyentan a algunos indeseables.

jueves, 11 de marzo de 2010

Esos maestros

Hoy sólo tuve una clase. A los maestros se les ocurrió que era bueno hacer una junta por la mañana, sacrificando así dos horas del desarrollo académico de alumnos íntegros como yo. Para no joder a los demás deberían inventar estrategias más eficientes, como reunirse por las tardes. Deben evitar provocar las horas libres, sacrificando las suyas.

En el fondo da igual. En los últimos años he aprendido más por mi cuenta que con maestros. La lectura (de libros impresos, revistas, páginas de internet y catálogos de lencería) ha sido una actividad mucho más provechosa que buena parte de mis clases. Hay unas que sí valen la pena; rescato a cuatro o cinco profesores, pero también están aquellos que en vez de enriquecer, retrasan. Muchos no aman su profesión y están ahí porque es lo más redituable económicamente a lo que tienen acceso.

Por mucho tiempo fui diplomático con la figura del maestro, fuera quien fuera. Ahora ya no. Me lo pienso dos veces y la actitud que tomo con ellos depende de la que ellos tengan conmigo. Es realmente molesto cómo algunos se aprovechan de su posición para actuar petulantemente. Te atacan de manera velada porque saben que no puedes hacer lo mismo. Su conducta es incitadora sólo porque hay una barrera que impide que haya una respuesta del mismo nivel. Con la mano en la cintura (la cual es bastante amplia en la mayoría de los casos) te mandan a título por defenderte en su tono. Así son los peores.

Hay uno que nos pide que cada lunes llevemos un texto de nuestra autoría. En semanas previas mis trabajos fueron atacados por él con especial ensañamiento. Sé perfectamente que lo que escribo puede ser agradable o no. No hay más que revisar este blog para darse cuenta de que, como todos, tengo fallas y debilidades. Igual creo que combino palabras de manera valiosa, de vez en cuando hago cosas bastante logradas. Ese no es el punto, estoy abierto a la crítica, a los consejos, a las invitaciones de comer... a muchas cosas. El problema viene con la actitud fascista de decir que algo es malo sin indicarte cómo mejorarlo; el destruir sólo para mostrar una supuesta superioridad: Disminuir al otro para verte más grande. Niñerías que no abandonan con el paso de los años.

Más allá de su nula asertividad (comunicar algo sin arrugarse ni agredir) y capacidad como guía, el otro día me sentí ofendido porque leyó los trabajos de todos los alumnos excepto el mío. Éramos CINCO miserables estudiantes ojerosos (nos tiene divididos en grupos a los que "atiende" en distintos días) y nomás ignoró el mío, aun cuando había tiempo de sobra para leerlo. Pide trabajos a los que no les da uso. Desperdicié una hoja tamaño carta y algunos mililitros de tinta para que su soberbia quedara justificada. Bravo.

El comportamiento nefasto de los demás lleva a la nostalgia. Extraño a las maestras bonitas que tuve en el kinder, je.


miércoles, 10 de marzo de 2010

Otra vez voy a quejarme

Hay que desconfiar de todo aquello que se nos ofrece gratuitamente. Desgraciadamente vivimos en un mundo en el que se disfraza la conveniencia con supuesta solidaridad. La gente no ayuda por la mera satisfacción de apoyar; lo hacen para que un día les regreses el favor con intereses agregados. Para explotarte después, chantajearte y poder justificarse así. Otros lo hacen nada más para lucirse. "Ay, me paso los altos, conduzco ebrio y vivo de estafar a la gente, pero doné un kilo de arroz a los mugrositos esos de Haití". Sí, la humanidad (generalizando) se porta altruista sólo para eximirse a sí misma. Un asco, lo sé. Por eso hay cientos de artistas que en las entrevistas no se sienten a gusto hasta que hacen mención a los cien mil dólares que dieron a alguna institución. ¿Hay alguna diferencia entre que lo mantengan en secreto o no? Pues sí, el enaltecimiento de sus egos.

Cuando voy al supermercado le rehuyo a las muestras de comidas gratis que ofrecen. Aunque en un principio ver un trozo de queso coronado con un mondadientes podría parecer tentador, en mi caso particular lo único que siento es repulsión.

La tradición indica que el bípedo común saliva al ver lo siguiente:

¡Gratis, Mmmmmmmmmh!

¿No les da miedo que el queso esté envenenado? Cualquier terrorista que esté surtiendo su despensa podría esparcir algunos gramos de cianuro cuando pase a lado del plato. Las tiendas de este tipo deberían poner a un guardia de seguridad especializado que vigilara las 24 horas esa pequeña zona para cerciorarse de que no ocurra nada extraño. Ni loco agarro uno de esos cubitos. Aparte como todo lo gratuito trae un trasfondo negro, tengo la teoría de que estos artículos promocionales vienen adulterados con una droga diseñada para que la gente haga compras estúpidas como la siguiente:

La cámara explotó luego de captar ese bodrio.

Es claro que nadie compraría ese tipo de aberraciones estando en sus cinco sentidos. Por eso todo está diseñado para que luego de tragar esas porquerías, acabes saliendo de la tienda con un 80% de cosas que no necesitabas.

Varios me han dicho lo mismo:

Ay, no seas exagerado. Agarra que es para eso están.

La respuesta que suelto automáticamente es invariable también:

Aléjate de mí

Fuera de lo ya comentado mi negativa se debe a que se me haría indigno. Rechazo su hipócrita caridad. No me están regalando nada. Sus altos precios les permiten lujos como esos. Dénselo a niños pobres. Yo no lo necesito, tengo una vaca propia de la cual saco todo el alimento lácteo que requiero. En el refrigerador tengo quesos más finos que esos. Guárdense sus buenas intenciones para cuando planeen hacer un recorte de personal.

martes, 9 de marzo de 2010

Mi madre es adicta a internet

Desde la semana pasada me he estado bañando con agua fría. Gracias a dios, he desarrollado una inmunidad al escalofrío común provocado por recibir agua gélida directo a la espalda. Creo que de ahora en adelante no volveré recurrir al agua caliente para cuestiones de higiene. ¿Cambiaré de opinión cuando regrese el gas? Probablemente, pero por el momento vivo feliz (es un decir, joé) así. Estos pequeños detalles te ponen en contacto con tu parte más primitiva. En condiciones semejantes a esta, sólo hace falta cerrar los ojos para sentir que estás debajo de una pequeña cascada paradisíaca. Veré si descargo sonidos de la naturaleza para darle más realismo al asunto.

Otra cosa es la que tiene preocupado. Tan preocupado que el título de este post es un grito de auxilio para aquel que pueda remediar el bochorno por el que paso.

Sí, desde que mi madre me pidió que le "enseñara a usar la compu", no la ha soltado. Accedí a ayudarla porque creí que uniéndose al ciberespacio podría googlear algunas recetas que ampliaran su repertorio culinario. O para que consultara algunos sitios para aprender a tratar a sus hijos con dignidad. Cosas por el estilo. Lo trágico es que nada así pasó. Al contrario, se volvió igual de frívola que yo.

Abrió su cuenta en twitter. Cuando preguntó que si yo tenía, le tuve que mentir. Le dije que no sabía a qué se refería, que yo no me metía a páginas del diablo. El sólo hecho de imaginar que ella siguiera mis pasos por ese medio me aterrorizó. Ese día no pude dormir. Por la mañana llegué a la escuela sin recordar qué carrera había elegido.

Lo peor llegó cuando siguiendo los consejos de buena parte del planeta, decidió empezar a usar Facebook . Aunque sus primeros pasos fueron tímidos, ya al tercer día dominaba la plataforma. Etiquetó un par de fotos en las cuales yo salía en calzoncillos. Luego todos sus amigos (ya anda por los 400) fueron informados de que...

Ay, mijo no hace su tarea :(

Estoy desesperado. Hoy no hizo de comer por andar con Farmville.

Cuando veía telenovelas se portaba mejor.

domingo, 7 de marzo de 2010

Il Sorpasso: La película que tardé seis años en terminar de ver.



Soy alguien a quien le cuesta muchísimo desprenderse de las cosas. Cuando algo me cautiva, procuro hacer todo lo posible para conservar algo que me haga retenerlo en la memoria por siempre. Me aterra olvidar algo que un día podría servirme. Por eso en mi cartera conservo papelitos que si bien ahora son inútiles, un día podrían dejar de serlo. También por eso en la carpeta de mis imágenes guardo cientos de fotos de películas, discos, actores, etc que encuentro navegando por internet para no dejarlos pasar y porque sé que si no lo hago se perderán en el olvido.

Hace seis años (aproximadamente) compré una película italiana llamada Il Sorpasso. Era una época en la que sólo consumía cine italiano. La obsesión que me supuso Fellini me llevó a conocer a otros directores ahora favoritos como Vittorio de Sica, o Pasolini. Todas esas cintas aunque en su época gozaron de popularidad, ahora (sobre todo en países de sexto mundo como México) son difíciles de conseguir. Afortunadamente alguien a quien llamaré Distribuidor Informal del Formato Dvd, tuvo a bien poner a disposición de jóvenes inocentes como yo cajas enteras con ellas en venta. Ahí compraba cualquier película aleatoria que hubiera surgido en la tierra del risotto. Entre ellas estaba esta, la cual llevé a casa sin ningún tipo de recomendación previa.

Llegando a casa, comí (tenía hambre), me lavé los dientes (en ese entonces tenía respeto por la higiene) y dejé pasar las horas para que llegara la noche, ya que soy uno de esos cinéfilos* nocturnos que disfrutan más el séptimo arte cerca de la madrugada. Ya con la luna en pleno, puse el dvd y pasé una de las medias horas más entretenidas que he tenido en vida. Digo media hora, porque apenas pasando el minuto treinta, la película de dudosa procedencia se trabó para ya no reaccionar nunca más, dejándome así, con la duda de cómo sería el clímax de la historia así como su final.

Cuando volví con el DIFD (ver las palabras en cursiva del segundo párrafo) casi lloro al enterarme de que no tenía otra copia de ese título, y que lo máximo que podía hacer era cambiármela por La vida es Bella. Como mi amor por Italia no era para tanto, opté por negarme a ese derecho y regresé a casa con las manos vacías.

Durante años estuve buscando a Il Sorpasso con desgraciados resultados, incluso internet, que de tantos apuros me ha sacado, me fallaba. Eso hasta que hace un par de días encontré un blog menos visitado que éste donde la tenían para bajar.

Seis años después volví a ver la fabulosa primera media hora. También el resto.

Y qué maravilla

Brevemente diré de qué trata: Un día de asueto tiene a las calles de Roma totalmente desiertas. El silencio es interrumpido por el rugido del auto de un hombre que en la búsqueda de un lugar en donde poder hacer una llamada interrumpe la paz de la única persona que aparece ante su vista: un joven que estaba solo en su departamento estudiando para un próximo examen relacionado con su carrera de derecho. El hombre se llama Bruno, un personaje (demasiado) extrovertido interpretado por el gran Vittorio Gassman, que luego de tomar prestado su teléfono saca de la rutina a Roberto Mariani llevándole a recorrer en auto algunos rincones italianos.

Como me encantan los disparates diré que Bruno es un especie de Max Demian combinado con Charlie Sheen mientras que Roberto es como un Emil Sinclair italiano-nerd.

Il Sorpasso es una road movie que cuenta las aventuras de estos dos sujetos en el par de días que pasan juntos. Divertida y dramática por momentos, la sugiero como el antídoto perfecto para combatir a todos aquellos energúmenos que dicen "tsss, las películas en blanco y negro son todas aburridotasssssssssss".

Una joya. Valió la pena la espera agónica. Si tienen la oportunidad véanla, es una de las películas que más me han gustado. Deja la lección de que, a pesar de que no nos guste cómo somos, el cambiar nuestra forma de ser, no es siempre lo mejor. En especial cuando no nos queda.


*Cuando me vean por la calle denme un pellizco por usar esa palabrita tan chocante.

viernes, 5 de marzo de 2010

Un presunto podcast #5 - Lecciones de la tecnología

Otro ataque de ansiedad trae para ustedes un nuevo podcast con 94% de contenido nunca antes visto en el blog.

Un Presunto podcast #5, tiene en sus quince minutos de duración atracciones como las siguientes:

-Carraspeos
-Menciones al tetris
-Televisiones sin control remoto
-Desmitificación física de Alizée
-Fábulas olvidadizas
-Silencios cómodos
-Distracciones visuales
-Los misterios del billar por fin revelados
-Eso

Click en la mujercita para bajarlo

O escúchenlo (allá ustedes) online:




¿Ya les dije que dura quince minutos?

-Sí


Ah, entonces es todo.

jueves, 4 de marzo de 2010

Ofrezco disculpas a la comunidad gay

Las lesbianas del mundo deberían sentirse apenadas por dejarme de lado. Quiero decir, discriminan a miles de hombres más, pero ellos deberán quejarse por su cuenta; en lo que a mí concierne, lo que ellas hacen tiene tintes de crueldad inaudita. Pudiendo elegir estar a mí lado, optan por estar con alguien que es físicamente similar a ellas mismas. La homosexualidad es monótona, se queda en búsqueda del género propio. Quienes somos heterosexuales somos arriesgados, rompemos fronteras, queremos a alguien que sea completamente distinto a nosotros, tal vez por la poca estima personal que nos tenemos. Estamos hartos del espejo, sentimos atracción por una persona que a pesar de ser de nuestra especie, tiene órganos desarrollados con otros fines.

Del mismo modo, pido perdón a los hombres gay. Por ignorarlos, por ni siquiera darles la oportunidad amorosa de hacerme feliz. La verdad es que no me interesan. No se sientan mal (ni especiales), casi nada me interesa ya. Les daría la alternativa de la amistad, pero tampoco me gusta tener amigos. Prefiero estar solo, conservar todo para mí. Lo bueno y lo malo

miércoles, 3 de marzo de 2010

Breve resumen de mi historial académico

Preescolar

Un día indeterminado conocí por primera vez lo que significaba despertarse temprano sin desearlo. De la nada fui extraído de la cama, arropado y llevado a una especie de casa más grande de lo normal. Creí que mis padres ya se habían hartado de mí, que me llevaban a vivir a un lugar que estuviera lejos de ellos. Entonces me puse a llorar, sin saber que la realidad era mucho peor: fui inscrito en el segundo de kinder dando inicio a una tortuosa trayectoria escolar de la que hasta la fecha no me he podido desprender.

En todos esos meses me llevé una única gran lección: la plastilina se puede hacer bolita. Great. El jardín de niños (saludos a MJ donde quiera que esté) no es más que una forma de sacarle dinero a los papás. Más allá de convivir con otros escuincles igual de inútiles que tú, no se aprende nada que un par de padres afectivos pudieran hacer desde casa.Pasa que llega un momento en el que dejamos de ser tiernos bebés para dar paso a la etapa de niños chimuelos, momento en el cual los adultos se dan cuenta que quieren descansar al menos un rato de nosotros. Osea, nos llevan a clases para librarse de nuestros cuerpos. Eso de que se preocupan por nuestra educación o noséqué es puro rollo justificante.

Primaria

Etapa extraña en todos los sentidos. Lamentablemente tuve una infancia anormal. La escuela primaria en la que estuve, era de dudosa procedencia. Para que se den una idea, las "instalaciones" eran ni más ni menos que una casa particular. Los salones eran las habitaciones, y había un grupo que tomaba clases en la cocina (guardaban los libros y material didáctico en la alacena). Por si ese detalle fuera poco, éramos tan pocos que los de primero, segundo, tercero y cuarto tomábamos clases al mismo tiempo con una sola maestra. Entre todos sumábamos la friolera de cinco escuincles. Dos niñas y tres niños entre los que yo me incluía.

Ahora que lo pienso creo que mi personalidad ansiosa con tendencias obsesivas pudo haber sido causada por esos tiempos, en los que en vez de estar en una escuela normal con muchos compañeros, fueron años represivos de extrema atención.

Secundaria

Aquí medio me destrampé. Las calificaciones hubieran descendido a números rojos de no ser porque el presupuesto de la escuela impedía tomar lujos como el de adquirir impresoras a color. Había más gente, más maestros y chicas con faldas de menor longitud. Pasaba por mi etapa más estúpida. Casi a diario llegaba tarde, no ponía atención a clases y era sacado de clases constantemente por maestros que se hartaban de las luchas que sostenía con mis compañeros con plumas bic como sables. Fueron buenos años; no aprendí nada, me divertí y lo más importante, salí vivo.

Preparatoria

Casi todos mis amigos se cambiaron a preparatorias de mayor calidad, así que quedé arrumbado rodeado de lelos con los cuales no sentía ningún tipo de identificación personal. Había tres o cuatro excepciones que hicieron más llevadera la situación. Aunque tuvo sus momentos, en términos generales me aburrí como gusano de maguey. Trato de no recordarlo, ni siquiera fui a la fiesta de graduación porque preferí quedarme a ver videos de Dragon Ball.

Universidad

Voy en segundo semestre. Contra todo pronóstico, es todavía peor que el primero. Tres clases interesantes, las demás o son aburridas o son comandadas por individuos que por ser maestros se sienten como seres superiores intocables que nos están haciendo un favor dando sus clases mediocres. Brr.

***
Ahora tengo que ir a comer una galleta, otro día con más tiempo relataré vivencias relacionadas con clases de pintura y la única sesión que tuve en un club de natación.



Hey, despierten

Los lectores fieles de este blog (dos o tres según el ultimo censo)se estarán preguntando porque no he actualizado últimamente. Paso a explicar los motivos brevemente para rescatarlos de las ascuas.

Desde que fundé este espacio he deseado experimentar la sensación de dejar de escribir durante seis días; por motivos diversos (prurito en los dedos que sólo se quita tecleando, las más de las veces) no había podido cumplir esa fantasía, hasta ahora que por fin me decidí a darme el gusto.

Debo decir que no se sintió bonito. Me arrepiento de haber dejado pasar casi una semana flojeando bloguerilmente. Prometo no volverlo a hacer. No hasta la próxima vez, como diría el copetudo en cierta canción sobre hooligans.