jueves, 11 de marzo de 2010

Esos maestros

Hoy sólo tuve una clase. A los maestros se les ocurrió que era bueno hacer una junta por la mañana, sacrificando así dos horas del desarrollo académico de alumnos íntegros como yo. Para no joder a los demás deberían inventar estrategias más eficientes, como reunirse por las tardes. Deben evitar provocar las horas libres, sacrificando las suyas.

En el fondo da igual. En los últimos años he aprendido más por mi cuenta que con maestros. La lectura (de libros impresos, revistas, páginas de internet y catálogos de lencería) ha sido una actividad mucho más provechosa que buena parte de mis clases. Hay unas que sí valen la pena; rescato a cuatro o cinco profesores, pero también están aquellos que en vez de enriquecer, retrasan. Muchos no aman su profesión y están ahí porque es lo más redituable económicamente a lo que tienen acceso.

Por mucho tiempo fui diplomático con la figura del maestro, fuera quien fuera. Ahora ya no. Me lo pienso dos veces y la actitud que tomo con ellos depende de la que ellos tengan conmigo. Es realmente molesto cómo algunos se aprovechan de su posición para actuar petulantemente. Te atacan de manera velada porque saben que no puedes hacer lo mismo. Su conducta es incitadora sólo porque hay una barrera que impide que haya una respuesta del mismo nivel. Con la mano en la cintura (la cual es bastante amplia en la mayoría de los casos) te mandan a título por defenderte en su tono. Así son los peores.

Hay uno que nos pide que cada lunes llevemos un texto de nuestra autoría. En semanas previas mis trabajos fueron atacados por él con especial ensañamiento. Sé perfectamente que lo que escribo puede ser agradable o no. No hay más que revisar este blog para darse cuenta de que, como todos, tengo fallas y debilidades. Igual creo que combino palabras de manera valiosa, de vez en cuando hago cosas bastante logradas. Ese no es el punto, estoy abierto a la crítica, a los consejos, a las invitaciones de comer... a muchas cosas. El problema viene con la actitud fascista de decir que algo es malo sin indicarte cómo mejorarlo; el destruir sólo para mostrar una supuesta superioridad: Disminuir al otro para verte más grande. Niñerías que no abandonan con el paso de los años.

Más allá de su nula asertividad (comunicar algo sin arrugarse ni agredir) y capacidad como guía, el otro día me sentí ofendido porque leyó los trabajos de todos los alumnos excepto el mío. Éramos CINCO miserables estudiantes ojerosos (nos tiene divididos en grupos a los que "atiende" en distintos días) y nomás ignoró el mío, aun cuando había tiempo de sobra para leerlo. Pide trabajos a los que no les da uso. Desperdicié una hoja tamaño carta y algunos mililitros de tinta para que su soberbia quedara justificada. Bravo.

El comportamiento nefasto de los demás lleva a la nostalgia. Extraño a las maestras bonitas que tuve en el kinder, je.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Lamentablemente no eres el único a quien ese profesor repudia,he intentado llegar tarde a esa clase con el afán de que no lea el escrito que llevo para cubrir el ``requisito´´ de entrar a clase, para mi mala suerte siempre lo acaba leyendo y lo que es aún peor el texto que mejor he decidido llevar no lo leyó. Y estoy de acuerdo contigo no me molesta que lo lea y diga que es una basura me molesta más que lo diga sin decirnos como mejorarlo.
La venganza la mantengo no comprando sus libros.¬¬
Saludos cordiales.

Pixie dijo...

Toda la razón!!!!! justo ayer nos quejabamos de una maestra que es así de horrible... bitch...

pero bueno, hay maestros que lo compensan, eso que ni que

jaja saluditos!!

Juan Ramón V. Mora dijo...

Yeah. Bien por el universal ambiente universitario, y más en esa carrera.

Atte: Juan Ramón.