sábado, 2 de junio de 2012

Intento olvidar


He intentado olvidar, no lo negaré. Al principio, sobre todo. Luego comprendí que lo mejor era no intentar, solo dejarlo de lado, hacer lo posible por tener otros asuntos presentes. Ha ido así, día a día, mes a mes. Olvidando, lo cual está muy bien. No pienses que era algo malo, al revés: intento olvidar lo bueno. Esos buenos momentos que ahí estuvieron y que jamás volverán a estar. Es lo que intento olvidar. Lo que ya no tendré. En lo malo casi no pienso, son los momentos lindos a los que invariablemente llego. Los que me atormentan. Porque mis estrategias fallan. De nada sirve mentalizarse ni mantenerse ocupado. Un día, sin saber muy bien por qué, esas imágenes regresan a cuadro. La otra noche fue así. Tuve un sueño que más bien fue un repaso. Ahí vi lo que hice y lo que pude hacer. Lo que ya no está y lo que no volverá. Y supe que por mucho que lo intente no lo podré superar. A menudo creeré que sí, que lo que he vivido es parte del pasado, que ahora soy otro, que ahora soy fuerte. Así pensaré hasta que una noche, sin esperarlo, cierta escena regrese a mis ojos. La misma que siempre estuvo escondida, aquella oportunidad que pude haber tomado y que se convirtió en un lamento diario. La imagen de las personas que quisiste danzará por siempre dentro de tu memoria, por mucho que te muevas o por mucho que creas que has cambiado. Conocerás a otras personas. Tendrás muchas otras historias. Solo que ninguna como aquella. Es solo eso, el tormento de lo que fue irrepetible, lo que en su momento ni de broma parecía ser así.