lunes, 14 de mayo de 2012

Soy el culpable


Cuando no veo un partido de mi equipo favorito y éste pierde, pienso que ha sido mi culpa. Debí haberlos apoyado, estar lejos de la pantalla terminó por afectar a los jugadores. Cuando pones el juego en el televisor y te emociones y gritas, sueltas vibraciones con forma de gnomos que vuelvan por el mundo hasta llegar al estadio. Aunque no todos puedan verlos, estos gnomos ayudan a que los futbolistas corran más rápido e inclusive llegan a conseguir  que el balón rebase la línea de meta en caso de que le falte impulso para convertirse en gol. Piensen esto la próxima vez que esté un juego importante. Griten lo más posible para que manden unos gnomos corpulentos.

Cuando no veo un partido de mi equipo favorito y éste gana, pienso que ha sido gracias a mí. Al mantenerme lejos de la pantalla evito contagiarles la mala suerte que suelo tener. Según calculo, cuando veo un evento deportivo las probabilidades de que mi equipo o deportista preferido pierda aumentan en un 40% con respecto a cuando me voy a realizar otra actividad.

Cuando veo un partido, gane, empate o pierda mi equipo favorito, estoy seguro de que mi comportamiento durante los 90 minutos ha tenido una influencia determinante en el resultado final. 

En definitiva soy el eje sobre el cual se mueve el futbol a escala global. El entrenador y los jugadores no son más que víctimas de lo que sucede en el sillón de mi hogar.