sábado, 6 de agosto de 2011

Queja para Cinépolis


Después de aguantar por varios meses, apenas antier me animé a dejar una queja en el Cinépolis que visité. El motivo principal era un detalle que creo no ha recibido la atención merecida por parte de los administradores esta cadena, y que, tristemente, tampoco parece ser prioridad para la clientela que por la prisa que supone agarrar un lugar atractivo en la sala, la pasa por alto. Cansado de nadie alzara la voz, comprendí que dejar correr el tiempo no serviría de nada, Cinépolis no enmendaría su error hasta que surgiera un héroe que manifestara la inconformidad en representación del resto del pueblo. Como nadie lo hacía, sin otra alternativa, tuve que hacerlo yo. Transcribo la nota que dejé en donde expongo mi descontento:

A quien corresponda:

Pido de favor, al empleado de limpieza que haya encontrado este papel sobre la mesa, que lo haga llegar al gerente de esta sucursal. Lamento no haber podido realizarlo personalmente, pero la película está por empezar y no sé dónde están ubicadas las oficinas dentro de estas instalaciones. Aprovecho de una vez, para sugerir que la parte administrativa del recinto tenga una relación más cercana con los clientes. Aparte de la plantilla ataviada con camisetas y gorras azules, deberían destinar a uno o dos sujetos para labores de atención personalizada. Pareciera que en este lugar nadie te dirige la palabra a menos de que compres algo. Se echa de menos a un anfitrión, alguien, aunque sea un guardia de seguridad, que reciba a la entrada con un cordial "bienvenidos". Ya dentro, entraría en acción el anfitrión que les digo. De preferencia debería ir vestido con elegancia. Traje y corbata en caso de ser hombre y de saco y falda corta en caso de ser mujer. La función principal de estas figuras sería la de acercarse a quienes se encontraran con aspecto de confusión para orientarlos en diversos temas, como el de la recomendación de una película, señalamientos para llegar a los baños e indicaciones para disfrutar de las golosinas que tienen la amabilidad de vender a precios desorbitados. Mi queja está relacionada con este último apartado, aunque no directamente con los precios. Pasaré a ello dentro de unas líneas. Antes me gustaría comentar algo más. Quiero que sepan que, de cierta forma, los entiendo. A diario deben de recibir cientos de quejas debido a, entre otras razones, al alto costo de boletos y snacks; la excesiva carga de anuncios que ponen en pantalla antes de una función; y a la pobre calidad de sus alfombras. Quiero que sepan algo: la mayoría de quienes les reclaman harían exactamente lo mismo si estuvieran en su lugar. Comprendo que en tiempos como éste (y en cualquier otro) se debe sacar el mayor beneficio posible, y así como el cliente debe luchar por sus intereses, las empresas deben definir su comportamiento tomando como base lo que les traiga mejores beneficios. Lo uno no debe estar necesariamente peleado con lo otro. Pero mientras ustedes vean que la gente sigue acudiendo con ustedes a raudales, no hay necesidad de modificar mucho. Si las condiciones del servicio fueran en verdad desastrozas, no se verían las largas filas en taquillas ni la sobrepoblación de clientes que suele haber a media semana así como en los viernes, sábados y domingos. Dicho esto, hay un punto en el que considero podrían mejorar. Se trata de un detalle importantísmo que vulnera de manera notable el prestigio de la compañía para la que usted y sus compañeros laboran. Si no modifican lo que a continuación les indico, eventualmente irán perdiendo clientela hasta terminar en la quiebra. Piensen en sus familias y en las carreras universitarias de sus hijos que podrían verse truncadas si no empiezan a actuar ahora mismo. El motivo de la alarma; a lo que me he querido referir desde el inicio de esta misiva, lo digo de una vez ya, es a una situación relacionada con los contenedores de salsa picante que hay dentro de cada una de las sucursales de Cinépolis. Del sabor y textura de la salsa no me quejo: ignoro de qué marca se trate, pero tiene la consistencia y el sabor requerido en un lugar de prestigio. Miles de veces me he enfrentado a menjurjes rebajados con agua que se hacen pasar por salsa o catsup con tal de reducir costos. Es de agradecerse que ustedes se abstengan de semejantes medidas, lo cual les da otra categoría: un nivel inalcanzable para los puestos callejeros. No conformes con eso, son generosos con las porciones: puedes servirte todos los condimentos que quieras. Tomando en cuenta que el costo los alimentos es alto es lo menos que podría esperarse. Lo celebro de cualquier forma, porque teniendo la posibilidad de dar sobrecitos o de limitar los mililitros y gramos (por los chiles jalapeños, jitomate y cebolla) por porción, dejan esto a consideración del consumidor, que dicho sea de paso, no se excede. Es raro encontrar a individuos que abusen de estas libertades, podría decirse que en este rubro somos tan civilizados como las sociedades europeas. Si lográramos extrapolar el comportamiento que tenemos en este sitio a otros aspectos de nuestra vida, la convivencia entre semejantes sería plácida y tranquila. No habría, de hecho, un solo problema con la violación constante que existe de la regla comercial del "tome uno". La mayoría cuando ve algo gratis no "toma uno", por el contrario agarra todo lo que puede sin importar si lo necesite o no. En Cinépolis no pasa, deberíamos felicitarnos mutuamente por ello. En fin, me desvío del tema. Hablaba de los CONTENEDORES de salsa, paso a describir las razones de mi disgusto:

Ustedes, o los trabajadores de menor rango, se encargan a rellenar estos botes metálicos con salsa. Luego ponen una tapa extraña que tiene una boquilla larga que se activa con un botón. Cuando se hace, el contenido empieza a salir por ese especie de popote largo hasta depositarse en lo que se ponga debajo de él. Lo usual es poner ahí la caja con palomitas. Como el popote es fijo, tienes que mover tu refrigerio hasta que las zonas deseadas alcancen a ser rociadas por el picante expulsado. Ahora bien, la queja es la siguiente: el popote está mal diseñado; la barra metálica no es de la dimensión adecuada para alcanzar el centro del bote de las palomitas tamaño grande (tampoco funciona con las medianas, según me enteré hoy). Le faltan, calculo, dos o tres centímetros para lograrlo. Una alternativa es inclinar el contenido de tus alimentos antes de realizar el proceso, algo que conlleva resultados terribles entre los que se destaca la caída a raudales de rosetas de maíz al suelo.

El drama no sería tal si no fuera porque la parte de en medio es una zona estratégica para depositar cualquier condimento. Hay razones culturales detrás. Quien haya comprado un plato botanero lo sabrá, será siempre en el centro donde se ubique el hueco para depositar el dip o aderezo, como gusten llamarle. Así ha sido durante años. Nuestro cerebro está condicionado para depender de que la zona central esté ocupada por fluidos saborizados. Cuando no es así, de manera inconsciente se empieza a manifestar una especie de ansiedad que deriva en comportamientos perjudiciales. No es de extrañar que dentro de las salas la gente transforme su actitud positiva convirtiéndose en seres salvajes de la peor calaña. Dejando de lado cuestiones de educación, la razón principal por la que hay imbéciles hablando en medio de la película, es la ansiedad de la que hablo, un efecto que dura cerca de hora y media, lo mismo que una proyección promedio. Al salir, el estado regresa a la normalidad, por desgracia el daño ya está hecho sin que nadie se entere de que, en el fondo, la culpa ha sido por el sistema de irrigación picante con el ustedes cuentan en la actualidad. Dejo la recomendación. Deseo de todo corazón que esto llegue a las manos adecuadas antes de que ocurra una desgracia. No consideraría un disparate que entregaran este mensaje, con carácter de urgente, al señor Enrique Ramírez Villalón, presidente de la que, por lo demás, es la cadena más importante de cines en nuestro país. Estoy dispuesto a reunirme con él si fuese necesario reforzar los puntos en un ambiente íntimo, sería cosa de ver si nuestras agendas coinciden. Adjunto mi número de teléfono y una dirección en caso de que quieran enviar cupones de descuento.

Se despide, con afecto,

Bigmaud.

10 comentarios:

Santeria dijo...

Ya tenía mucho que no pasaba a leer por aquí.
Buena queja, en una próxima podrías hacer alusión a esos precios exagerados en los snaks como bien mencionas (en alguna ocasión me tope con cacahuates rancios) asqueroso a decir verdad.
Saludos.

Kareve dijo...

jajaja a de ser un infierno ir al cine contigo (sin ofender) Yo siempre estoy peleada con los Cinepolis porque siempre que voy me toca ver la película a) fuera de cuadro, b) fuera de foco o con alguna otra anomalía. Una vez me toco ver una película cortada del principio, recuerdo que fue la de No country for old men. Luego, cuando vi Coraline me la cortaron a la mitad y tardaron como 15 min en ponerla de nuevo (hasta me acordé de los intermedios de mi infancia) A veces me quejo, otras no. Al principio si me escandalizaba porque creo que el costo es muy elevado como para que salgan con esas mermas. A veces, cuando iba a gerencia a quejarme, me regalaban boletos para regrezar y seguir haciendo corajes, pero bueno, eran gratis. Te recomiendo que lo hagas, igual y te regalan unas palomitas y unos sobresitos de salsa picante.

A.U dijo...

soy tu fan y lo digo en serio

tienes la capacidad de ver lo que la gente común no ve y eso se te agradecer

además de una buena redacción

:-)

ojalá tu queja llegue a la persona indicada

Sheliwirini dijo...

Esos cines, realmente tienen muchas cosas que cambiar. Por ejemplo: no sé si aún estén esos aires acondicionados que pusieron en los de San Luis, que hacían bastante ruido durante toda la película. Eso me molestaba bastante. Además de los precios como ya mencionas, y muchas cosas.

Ahora prefiero ir a unos cines (igual son Cinépolis) que están cerca de donde vivo pero por lo general la sala está prácticamente vacía.

Anónimo dijo...

dude, no sé si fue broma o no lo del anfitrión. espero que lo haya sido; sería un trabajo realmente amargo y depresivo el sonreír todo el día a personas a las que no les importa un mierda. en esta época la gente va al cine a ver películas y ya. es cierto que la nostalgia por los enormísimos cines de hace menos de veinte años está cabrona pero creo que tu petición es muy -ja ja- anticuada.

ahora, el truco de la salsa consiste en girar el cubo de las palomitas, el algoritmo funciona igual que cuando intentas meter un sofá a través de una puerta estrecha: sólo hay que pensar.

por último: quejarse "formalmente" por estas razones en un cine es divertido pero intrascendente y quizá innecesario. tienes graves fallas en tu redacción, así que si el gerente es alguien agudo no te tomará en serio.

saludos.

Bigmaud dijo...

Santeria: Los precios que tienen ahí son una burla que solo puede compararse con el de una central camionera.

Karave: Me quejo mucho, pero una vez dentro de la sala no soy alguien molesto. Entiendo lo que dices, también he ido a funciones defectuosas. El otro día que fui a ver Harry Potter, por dos minutos el audio sonó distorsionado. Lamentable. Probaré eso de quejarse en la gerencia.

A.U.: Ojalá me den ocho kilos de palomitas gratis.

Sheli: Qué bonitas son las salas vacías. Cuando fui a ver Watchmen en sus últimos días, me tocó una en la que solo estábamos tres personas. Fue una gran película y una gran experiencia.

Anónimo: No puedo tomar en serio tu comentario si tomaste en serio ESTE post. De cualquier modo me gustaría saber cuáles fueron los fallos graves de redacción para mejorar en futuros quejidos. Aunque claro, una empresa debería tomar en cuenta la opinión de un cliente sin importar la sofisticación que éste tenga con la pluma.

Saludos.

Anónimo dijo...

Recibí una cortesía de parte de cinépolis por mi cumpleaños y el gerente Nestor de la sucursal Av. Aguacalientes no quiso hacerla válida y me mandó decir con una empleada que fuera a otro cinépolis si quería. La cortesía está vigente y no hebía ninguna razón por la que no quisiera hacerla válida. Pésimo empleado.

Lúa Ramírez dijo...

Tienes una calidad de relación tan hermosa <3
De verdad que me he vuelto tu fan en la hora que llevo leyendo tu blog.

Flor Coss dijo...

Odio a Cinépolis y a su falta de atención post venta. Muy buena queja la tuya. Y la gente tristemente sigue depositando si dinero en esas #empresaschafas

Unknown dijo...

Excelente redacción