jueves, 11 de agosto de 2011

Lo frío y plano de tus mejillas

Fui a inscribirme en la universidad. El trámite es odioso por donde se le mire. Lo tienes que hacer cada año. Llenar las mismas formas que has entregado ya en varias ocasiones, por aquella posibilidad de que tu padre haya cambiado de nombre, o de que recuerdes tu edad verdadera. Yo estaba pasando unas vacaciones agradables. Por peores que éstas sean, siempre superarán al mejor día de clases.La mayor parte del tiempo considero que ser un alumno es algo indigno. El hacer tareas y trabajos de a gratis para, al final de mes, recibir una calificación. El que lo deteste no significa que sea, hasta cierto punto, necesario. Quisiera ser uno de esos tipos que no estudiaron una licenciatura y que, sin embargo, triunfaron en la vida. Admiro a una gran cantidad de figuras que lo lograron. Yo no creo poder. Soy de los que necesitan apegarse a las normas, ante la falta de fortuna generalizada. Sé que no estoy aprendiendo lo suficiente. Que podría adquirir más habilidades y conocimientos con una lista de libros específicos o trabajando. Da igual, si no obtengo un título seré discriminado por los empleadores encargados de fichar jóvenes. Das mala espina si no te machacaste un mínimo de cuatro años en una universidad. En automático pasas por un ser flojo, aunque no lo seas y aunque los salones estén compuestos, principalmente, estudiantes que platican o duermen. Así que te rindes. Le das la razón al sistema, te inscribes. De pronto llevas dos años en una carrera que ofrece pocas satisfacciones, al menos en lo que a ti respecta. Hay individuos que hicieron la a elección correcta. Ahora están contentos y se abrazan en el día de la inscripción. Mientras los veo pienso que no soy un tipo de abrazos. Promedio unos siete al año. Tres de ellos corresponden a los que doy en navidad a integrantes de mi familia. Podrían ser cuatro, pero hay un familiar al que no he abrazado ni besado en más de ocho años. No le veo la necesidad. Si hubiera frío podría tomarlo como una medida para aumentar la temperatura corporal de manera inmediata y gratuita. Igual no le veo nada de malo si quieres a la otra persona. Me parece exagerado solo cuando se da por inercia. Se ha perdido el respeto por los abrazos y besos en la mejilla. Ya se les da a cualquiera. Estamos necesitados de amor y aprovechamos cualquier oportunidad para recibirlo y ofrecerlo. Bué, yo no. Procuro no hacerlo. No saludo de beso a alguien que acabo de conocer. Qué carajos, ¿por qué hay muchachas que sí lo hacen? Es común que lo hagan a diario. Van y saludan efusivamente a alguien que vieron AYER y al que verán mañana, pasado y dentro de una semana. Es posible que esta clase de reflexiones afecten de alguna manera. Debo entender que no se puede vivir al margen de las normas sociales. Tienes que ceder, adaptarte. O te vuelves loco. Temo estar convirtiéndome en uno. En fechas recientes he manifestado comportamientos preocupantes. Uno de ellos, y pasa desde hace dos meses, es el de hablar con el espejo. Es una cosa que me sorprende a mí mismo, porque no lo planeo ni mucho menos. Unas tres veces a la semana ocurre: sin darme cuenta, reacciono para notar que estoy frente al espejo del baño diciendo barbaridades:

—¿Cómo vas por allá? Acá todo sigue igual. Personas, animales, objetos. Los segundos quieren a los primeros. Los primeros quieren a los terceros y, en ocasiones, a los segundos. Los primeros conocen a los primeros. A veces se quieren, a veces no. Tú debes ser un primero, o un tercero. Aún no lo tengo tan claro. Ahora me observas, no sé si me escuches. Yo lo hago, te lo juro. Si evito tocarte es para olvidar algo: lo frío y plano de tus mejillas.

Empiezo a divagar. Este escrito era para hablar de la inscripción a la universidad. Quería contar que tuve complicaciones a la hora de armar el horario. Había un menú de materias que me confundió al máximo. Las hallé irreconocibles. No podía recordar cuáles de ellas ya había cursado y cuáles no. Por alguna razón que no alcanzo a comprender, a las autoridades de mi escuela les gusta poner nombres rebuscados a las materias. Hay una llamada Paradigma Social de Redes (¿?) Qué cojones. De cualquier forma no recordaba si en los cuatro semestres anteriores había pasado por ella. Tuve que remover papeles para encontrar el kardex gracias al cual descubrí que no, que aún no la he llevado. Una lástima porque no me atrae en lo más mínimo, en gran medida por tener un título rimbombante.

Gran parte de las asignaturas me parecen iguales. Una vez dentro solo las distingo por la cara de los profesores o por los compañeros que tengo a un lado. Me dejan exactamente lo mismo. Una masa grande de pérdidas. Es algo que no les comento porque se sienten especiales. Hay cosas con las que puedes conversar. Una materia no es una de ellas. Queda el consuelo de los espejos.

4 comentarios:

A.U dijo...

Yo evito saludar de beso, a menos que conozca a la persona y aún asi, creo que, con la gente de más confianza sólo llego a un "Hola" o "Qué onda" depende de quien sea, si son a los compañeros de ruso, entonces con un "Привет" o a veces "здравствуйтe", como sea procuro un saludo corto y claro. Abrazos si los doy, pero sólo si hay cariño etc.

Aunque lo de los besos no es exclusivo de las mujeres, recuerdas la persona del mail? bueno, un día me ignoró para ir inmediatamente a saludar de beso a otra persona... a lo que le hice una pregunta que me recordó lo que pusiste, "¿Por qué la saludas de beso si ya la habías saludado en la mañana(en la escuela)?" y respondió "¿qué tu no saludas a la gente asi las vuelvas a ver en el mismo día?", eso me dejó pensando porque en mi caso con un "hola, buenos días" ya basta para no tener que saludar a esa misma persona una y otra y otra y otra vez o las veces que me encuentre a esa persona...

En fin, rarezas de la sociedad, gracias a la vida soy un gato obeso y esterilizado.

En cuanto a las materias muchas veces tiene que ver el nombre, en mi fac hicieron cambio de plan hace años y yo llevaba el plan viejo, recuerdo que hacian mezclas de 2 materias, les ponían un nombre jocoso y las hacian pasar como nuevas... pero viendo el plan de estudios era la misma o en su defecto, un hibrido, pero al fin y al cabo, algo ya viejo.

Sheliwirini dijo...

Eso del saludo de beso me parece algo ridículo, a veces solo llego y digo "Hola a todos", al despedirme es igual, no tiene caso estar pasando de persona en persona para despedirse y menos si los acabas de conocer ese día. También detesto el inicio de clases, "Holaaaaa amigaaaaaa, hace añooooooos", para que todos las escuchen, es algo que en verdad me desespera a más no poder. En fin, así es la gente. Igual soy una persona de pocos abrazos, en la preparatoria tenía un compañero que siempre quería abrazar a todos, pero le ponía una cara de "Ni se te ocurra".

De los horarios ya no quiero saber nada, no tengo mi historial académico y llevo todas las vacaciones intentando que lo tengan listo, pero cada vez que lo mandan está mal, por ello no me pueden entregar mi horario, y si no está a tiempo no podré llevar una materia este semestre. Aún tengo la esperanza de poder entregarlo a tiempo, solo tengo una semana más.

Anónimo dijo...

A veces pienso que para qué quiero entrar a la universidad si yo misma podría desarrollar mis habilidades, tener vivencias y conocer a personas cuya única escuela ha sido la vida. Quiero intentarlo, elegir bien y pensar que este pensamiento es parte de la inquietud de lo que las abuelitas llaman "Querer tragarse el mundo de un bocado"
Ya he hecho eso del espejo, no se tú pero a mi me tranquiliza el hecho de verme a través de los días, contarme lo que pasa y no callarme cosas ni a mi misma. Ugg que estoy diciendo?
Saludos!

Bigmaud dijo...

A.U.: Un beso de saludo por día me parece suficiente. La cifra es perfecta y ahorra bochornos como el de repetir una operación ridícula por compromiso. Debe decirse que si la muchacha es bonita, puede hacerse una excepción...


Sheli: La costumbre de los besos en la mellija nace, aproximadamente, a los 12 años, edad en la que los niños empiezan a creerse a adultos, cosa que los lleva a fumar y saludarse con besos, que según ellos, los dotan de sofisticación. Una estupidez, ya te digo. Cuidado con el horario, se cuenta que han arruinado más de 3000 vidas.

Mercy: La Universidad le sirve a muchos para conseguir "contactos" que a la postre se convierten en "trabajo". Tiene sus ventajas, si no eres tan marginal. El ramo de las ciencias se cuece a parte, ahí sí que se necesita una gran dosis de práctica y teoría que no siempre se consigue a solas.


Saludos.