viernes, 29 de julio de 2011

Tatuajes que no se pueden ver



Leer esta noticia hizo que pensara en la parte que odio de las rupturas. Para resumirlo: la mujer termina con su esposo, y para celebrarlo no se le ocurre otra alternativa que comenzar a tatuar su cuerpo. Lo que comenzó con un diseño, terminó convirtiéndose en una serie de dibujos que ahora cubren el 85% de su piel. Algo determinante para decidirlo fue el enamoramiento que tuvo con el artista de la tinta que patrocinó aquellas sesiones a cambio de usar su cuerpo como un lienzo parlante y con el que, a la postre, desarrollaría una relación amorosa. Una vez aclarando que cada quien puede hacer lo que desee con su anatomía y asumiendo lo sensacionalista de la nota, quiero que piensen un rato en el ex marido. La situación es terrible. Si un día acaba por arrepentirse de aquel divorcio no habrá ya nada que pueda hacer. Porque esa mujer a la que conoció, y a la que pretende recuperar, no existe más, es otra ya, una muy diferente. La versión de la que llegó a enamorarse quedó en el pasado, ahora ha cambiado, se ha convertido en alguien similar a su actual pareja. Su esencia ha sido modificada con pleno consentimiento.

El ejemplo puede ser extremo, pero da una idea de mi postura al respecto. No me refiero a los tatuajes, sino a otros asuntos más importantes. Una persona cambia por dentro al convivir con otros miembros de su especie. Eso no es necesariamente malo, si esas personas son positivas para su desarrollo. El problema llega cuando un sujeto borra de golpe los detalles encantadores que te hacían querer a alguien. No es que la obliguen, ni nada por el estilo, aunque da igual. Recuerdo que me burlaba de los mensajes de nunca cambies que me dejaron los compañeros de la primaria en una libreta antes de que partiéramos a rumbo diferentes. Lo consideraba ridículo por la importancia que tiene la evolución en nuestro desarrollo humano. Ahora no sé, hay seres tan especiales que en verdad desearía que nunca cambiaran. Verlos después de años (o meses) para encontrarlos irreconocibles, representa un golpe duro. Aquella muchacha tierna y sensible que te gustaba, quizás deje de serlo después de pasar por las manos de un surfista, un fanático de System Of A Down y un sujeto que le va al Barcelona y al Manchester United. Sin prejuicios: son cosas que influyen. Eso es lo que me pone triste de las separaciones y rupturas. No el perder a esa persona (que también). Ni pensar que no conseguirás a alguien más (que las habrá). Sino simplemente saber que ese ser especial, ha dejado de existir para siempre. Es eso. Nada más.


How many special people change?

5 comentarios:

Sheliwirini dijo...

Quizá cambiemos ciertas cosas, pero creo que en esencia seguimos siendo los mismos, simplemente las personas se "adaptan" a su entorno, lo cual debería ser al revez, y no dejar que las influencias externas nos afecten.

Bestia buena dijo...

Pues sí. Eso me recuerda a una frase de Yourcenar que no voy a escribir porque bah. Pero sí: todo cambia. Como cuando salía con un cholo y de repente me gustaba el beatbox y esas cosas.

Me gustaría salir con un físico o algo ¡mejor un químico! ando mal en química. Chale.

Guz Guevara dijo...

Realmente me gustó. Y tienes razón. Existen muchas personas que no deberían cambiar nunca. Al menos podemos preservar esa belleza en nuestra memoria.

Stazione dijo...

Todos cambiamos, cada ser humano con el que nos encontramos y lo hacemos un poco parte de nuestra vida, influye en nosotros, Y nosotros tenemos tmb una influencia en los demás. Selectivamente, de forma poco consciente, tomamos algo de la otra persona y la agregamos a nosotros...y nos vamos re-construyendo de esos detalles. Imitamos? quien sabe, podríamos culpar al simio que originó todo...en fin, que lo que muchos buscan es mejorar..por eso los detalles adquiridos...filosofando en medio de un día de trabajo...=)

Bigmaud dijo...

Sheli: Hay rasgos que jamás, cambiarán, supongo, como dices. Lo lamentable es lo otro, que por encajar con alguien, ciertas personas dejen de ser lo que son.

Bestia buena: Ja, me hubiera gustado conocer la frase de Yourcenar. Espero no sonar machista, que no lo soy, pero a veces pienso que las mujeres son más proclives a cambiar que nosotros los hombrecitos, snif.

Damnguz: Ay, la memoria, a veces es tan triste recurrir a ella.

Stazione: Lo que dices es cierto. Me hace pensar en otra cosa, en cómo influimos en personas que queremos, y lo terrible es pensar que todo eso se borrará y será sustituido por otro. No perdemos solo a alguien, también a nuestra obra.