miércoles, 13 de octubre de 2010

En gratitud

(Imagen tomada de aquí.)

Estaba sentado en la banqueta. Son muy cómodas. Si un día voy a ser atropellado espero que sea sentado. Vaya desgaste eso de tenerse que poner de pie para morir. Miraba el cielo, que es lo que hacen las personas cuando no hay televisión. Segundos atrás había echado un vistazo alrededor. Nadie interesante; ninguna sonrisa. Iba a perder la mente. Las nubes estaban bien, tenían formas. No las alcanzaba a comprender, no importaba, lo mismo pasa con algunas pinturas que son consideradas obras maestras. No dibujo ni bien ni mal lo cual es una pena, me encantaría ser caricaturista. Pienso en eso cuando un vagabundo se posa a mi lado. Huele mal, ¿dónde se bañan los vagabundos? Alguna vez lo tienen que hacer, creo yo. La fantasía infantil de escapar de casa tenía algo claro: iré a Sanborns a lavarme las manos y la cara a diario. Quiero ser un indigente de categoría. Sería famoso, las propinas serían constantes. Los clientes preferirían dar cinco pesos a una mano limpia que a una ennegrecida. Higiene ante todo.

Las nubes se fueron. Ya no podía verlas. El hombre estaba cerca de mí. No era sólo su pestilencia, había otras cosas que me distraían. Noté que me miraba. -¿Se le ofrece algo? -le dije-, Me está estropeando la velada. -Yo a ti te conozco -respondió. Para mí todas las personas de la calle son iguales. Tienen una mirada similar, están sucios y pidiendo dinero. La ropa que llevan suelen estropearse al máximo por lo que termina por llegar a sus bases: se convierte en tela sin más. Luego el vello facial los cubre, es imposible mirar un lunar que los identifique. -No lo conozco, jamás lo había visto en mi vida y espero continuar de esa manera-contesté. Me levanté. Crucé media calle cuando el vagabundo gritó mi nombre. Decidí regresar.

Necesito un Dobermann. Tengo un gatito que no está dispuesto a morir por mí. El maldito sólo me quería por mi dinero, por mis croquetas. Como una mujer interesada sólo que en modesto. Pude haberme ido de ese lugar pero prefiero el miedo que la duda.

-¿Cómo sabe mi nombre?
-¿No te acuerdas de mí?
-Conozco a un par de embajadores, espero entienda que no presto mucho interés a los de su estilo.
-Una vez me diste una moneda.
-Veo que no le sacó provecho.
-Olvidé darte las gracias.
-No importa. Quien da limosna lo hace más por satisfacción propia que ajena.
-No te lo dije aquella tarde, pero soy un escritor. O lo era, no sé. El caso es que a nadie le gustaban mis poemas. Soy pobre porque lo único que sé hacer escribir. Si supiera pintar casas lo haría. Si pudiera hacer esculturas lo haría. Si fuera capaz de estafar no estaría aquí platicando contigo. Amigo, yo sólo sé escribir, lo cual es una condena cuando nadie te admira. A falta de lectores he tenido que recurrir a pedir dinero.

Sentí algo de pena por él.

-No se preocupe. La gente ya no lee. Mire a Kafka, a Dostoievski, escritores de primera línea que apenas son leídos hoy en día. Apuesto a que nadie en esta calle es un lector ávido. Pregúnteles por esos dos, muchos pensarán que el primero es un faraón egipcio y que el segundo un deporte de alto riesgo. Usted está como ellos. Con la diferencia de que le falta tener libros en la biblioteca, ser parte de algunas enciclopedias y de tener la característica de los grandes escritores: ser respetado sin haber sido leído...
-Tome, es un poema que escribí el otro día.
-No hace falta, hombre.
-Tengo decenas, acostumbro darle uno a todo aquel que se apiada de mí. Ahora me acerqué a usted porque la última vez que nos vimos no traía ninguno. Se lo debo.
-Ahora me tengo que ir, tengo que regar una planta.
-Nos veremos luego.

Llegué a casa. Me lavé las manos. Puse un disco de Neil Young. Abrí el papel que me dio.

Decía:

perdí a un amigo
tenía dos vueltas
una la conocía
era la mía.
le invité un trago
ya se lo había bebido,
estaba la distancia,
él y yo,
solos con el líquido.
para quién escribo,
no sé,
la manera en que vivo,
hace que pase el tiempo
mas no la vida,
así que alzo la pluma,
transfiero palabras
para que alguien,
que tenga sombra,
las salve.

4 comentarios:

Pixie dijo...

Wow, me encantó, bellísimo!!!

Saluditos!

Xavier dijo...

Excelente texto. Sanborn's si es el lugar de preferencia para los baños toreros...

Nielssen dijo...

No me gusta el poema; aunque transmite un efecto depresivo.

Lol, las nubes fueron los dispositivos de escenario y un artista indigente siempre es una tragedia llamativa.

Mechicabota dijo...

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