sábado, 2 de octubre de 2010

Mi mamá me Momus


Es imposible que cague si no tengo algo para leer entre manos. Una vez un maestro nos dijo que lo único que nos diferenciaba de un animalito cualquiera era que nosotros podíamos leer mientras defecábamos. Eso nos humanizaba, y hacía menos humillante la experiencia. Ya desde antes de esa clase era para mí obligatorio llevar una revista o un libro para acompañar. Hay gente que no tiene la costumbre, lo experimenté y (sufrí) la vez que fui a la casa de un familiar político. El maldito no tenía un revistero ni un libro a la vista. Generalmente no uso baños públicos o ajenos. Esa vez me urgía. Y no quedaba de otra. Estaba en un dilema porque necesitaba bajar doscientos gramos pero no había nada qué leer. Me debatía entre la obligación orgánica y mis principios. Cuando no aguanté más, decidí sentarme para cagar mientras leía toda la información que venía en la parte de atrás de una pasta dental. Ingredientes, recomendaciones, números de atención al cliente, dirección de la fábrica. Necesitaba mirar letras. Luego seguí con un enjuague bucal.

En casa es otra cosa. Tengo un gran regimiento de lecturas para estas ocasiones. La semana pasada tomé un viejo ejemplar de Rockdelux. Ya sentado me di cuenta de que ya casi me la sabía de memoria. Cada artículo, cada reseña, cada columna. Todo había pasado por mis ojos. Vaya desperdicio, me dije. Es una pérdida de tiempo releer algo de lo que todavía te acuerdas. Luego hojeé la mágazine esta, y encontré algo desconocido. Era una entrevista que la verdad me apetecía poco. Traía la foto de un tipo con un parche en el ojo. Era feo. Si hubiera tenido la opción de leer una entrevista a Paris Hilton la hubiera tomado. Pero no. Esa era la única página de las noventa que conformaban la publicación. De hecho era la última.

Sin otra alternativa empecé a ver lo que el tipo decía. No era ningún tonto, me di cuenta de inmediato. Sus respuestas eran buenas y simpaticé con él. Casi al principio empezó a hablar sobre aquella célebre frase de Andy Warhol en la que decía que en el futuro todos seríamos famosos por quince minutos. Momus (así se hace llamar aunque su nombre real es Nick Currie) lo corregía, y decía que lo que tenemos, gracias a Facebook y las redes sociales, es una sociedad en la que todos somos famosos para quince personas. Según esto él creía, años atrás, que internet lograría segmentar el mercado de manera que llegaría el momento en el que el mainstream desaparecería. Hay tantas opciones, tantos blogs de descargas, tantos banditas de Myspace que es imposible concentrarse en un sólo grupo. Ya no habrán un fenómeno como la Beatlemanía. Luego agregó que recientemente había cambiado de opinión. Facebook no había evitado que todos siguiéramos al pendiente de lo que hacía Madonna. U2 sigue llenando el estadio azteca.

Otra cosa que me llamó la atención fue su simpatía por los trolls de internet. Según Momus la gente de internet se toma demasiado en serio así misma y cree que los Trolls son lo más cercano a artistas cibernéticos. Los compara con Gainsbourg y Jacques Brel (a los que llama "Trolls con discurso") por provocadores.

A la mitad estaba completamente enganchado a sus palabras. Mis necesidades fisiológicas habían concluido, no así las ganas de terminar con la entrevista. Venía un extracto de la letra de una de sus canciones llamada "The Homosexuals" la cual dedicaba a obreros de la construcción que lo insultaban y lo llamaban gay cada que pasaba cerca de donde trabajaban. En sus actuaciones en vivo cambiaba el "ellos" por "tú" para incomodar al público, mirando directamente a uno o más de los asistentes haciéndoles creer que se dirigía a ellos:

Tu sordera pasa por amor a la música,
me llamas homosexual,
pero no voy a sacarte de tu error,
mejor me acostaré con tu mujer,
y le haré cantar notas de placer,
que tú nunca escucharás.


El texto continúa en ese tono, más adelante se mete con Alan McGee quien alguna vez lo acusó de hacer "música de clase media". Currie antes era un artista de Creation, luego se salió por diferencias. Para él, Mcgee está obsesionado con eso del conflicto de clases, cuando debería estar más preocupado por el estado de la música indie que se la ha pasado siendo un reciclaje de lo que se hacía en los setenta.

Un personaje interesante, sin dudas. Luego investigué para enterarme que el parche del ojo no lo usa por cuestiones estéticas. Perdió la visión luego contraer una enfermedad por usar un lente de contacto sucio. En 1999 sacó un álbum titulado "Stars Forever" con treinta temas, cada uno escrito especialmente para una persona. Las hizo por encargo, ofreció sus servicios a mil dólares por canción.

Dejo dos para quienes no lo conozcan:




En ATN.

1 comentario:

Mechicabota dijo...

Nunca entendí como puede ser que a la gente le de el tiempo para leer. Para mí no valdría la pena, llegaría a leer dos renglones.

Mi hermano se llevaba la tele y los videojuegos =S