viernes, 6 de mayo de 2011

Cosas por las que no te dan ningún premio


Cada que paso por la tienda de ropa, la veo completamente vacía. El espectáculo es triste: una señora de cincuenta años está sentada en un mostrador a la espera de que alguien decida entrar. La inversión que ha hecho parece importante, vende ropa importada, tiene un montón. El local es grande y está ubicado en una zona con movimiento. La renta no debe ser barata. Tiene el piso limpio, pone música agradable y el aroma es a incienso. Ha puesto todo lo que se puede de su parte, no ha fallado. Hay comerciantes que alcanzan el éxito sin esmerarse una cuarta parte de lo que hace ella. Dos veces a la semana veo la situación de esa tienda y me pongo triste. Qué mundo tan cruel. Ojalá el mérito fuera lo único, lo malo es que hay otros factores a considerar, y no importa cuánto te esfuerces, siempre hay un pequeño porcentaje que se escapa de tus manos.

Antier me animé a entrar después de mucho tiempo sin hacerlo. Inmediatamente fui recibido con una sonrisa y con un cordial bienvenido. A sus ojos yo era una celebridad, o lo más cercano a un cliente en mucho tiempo. Preguntó por mi nombre y me ofreció un vasito de té. Empezó a platicarme sobre sus hijos, de lo orgullosa que estaba de ellos. Su hija estaba por entrar a la Universidad, sólo estaba a la espera de ver si recibía una beca, vital para que pudiera costear la carrera. Yo soltaba un comentario corto de vez en cuando: qué bien, excelente, me da gusto, hay que echarle ganas. No podía decir otra cosa, no la conocía y me encontraba ahí para que el lugar no se viera tan solo. Cuando era niño me daba cuenta que bastaba que entrara a un negocio desierto para que inmediatamente, y como si fuera magia, empezaran a llegar los clientes. Era como un imán. No importaba si era un restaurante, una boutique o museo, en cuanto entraba con mis padres el lugar levantaba, no pasaban dos minutos sin que el lugar se llenara con otros clientes que iluminaban el rostro del dueño. Llegué a pensar en ofrecer mis servicios como atracción clienteril. Con la tienda de ahora no funcionó, posiblemente haya perdido mis poderes sobrenaturales desde entonces, el caso es que diez minutos ahí no fueron suficientes para que alguien siguiera mi ejemplo. La mujer continuaba hable y hable, mientras yo fingía estar viendo las tallas en las etiquetas (lo que me interesaba era saber los precios). Agradecí cuando sonó el teléfono y fue a contestarlo.

-¿Sí, bueno? Ella habla, ¿qué desea? Ah sí, ya habíamos platicado... Ya sé que quedamos hoy, pero ha sido un mes complicado. Sólo he juntado la mitad. Deme hasta el lunes, por favor...No se preocupe, tengo varios clientes que me han encargado ropa y otros más quedaron de pagarme por estos días...


La voz se les escuchaba entrecortada, había bajado al máximo el volumen de la música por lo que el silencio empeoraba la escena. Luego de colgar vi que bajaba la mirada. El cabello le cubría la cara. Se escuchaba un pequeño ruido: estaba llorando. Inmediatamente agarré un pantalón y una camisa que estaban ahí. No me fijé en la talla ni en si me gustaban (luego ya más calmado comprobé que no eran de mi estilo), lo único que quería era comprar algo, ayudar a esa pobre mujer que se esforzaba por salir adelante, mientras decenas de miserables obtienen dinero a raudales dedicándose a labores carentes de ética.

Pagué. Casi me quedé sin dinero. Antes de irme oí un vuelva pronto y noté una sonrisa por ahí. Sé que una compra tan mínima no hace gran diferencia. Probablemente la tienda se irá a la quiebra y lo que pagué resulte insignificante para pagar las deudas. Pero no podía irme así como así, todavía tengo algo que me obliga a hacer algunos sacrificios para que otras personas no sé sientan tan mal. Lo aprendí de mi madre que, por años, compró cada fin de semana cosas que no necesitaba de una papelería atendida por un par de viejos que ante la tecnología se estaban viendo desplazados, simplemente para que tuvieran alguna venta que hiciera llevadera su vida. Sé que a veces resulta peor alargar la agonía, y que de los fracasos rápidos vienen comienzos con posibilidades promisorias. Sin embargo, no siempre se puede voltear a otro lado y actuar como si nada estuviera pasando. Sobre todo si ya tienes suficientes conflictos para no poder dormir por las noches.

12 comentarios:

Unknown dijo...

Lamentable, pero historias como las de esta señora hay muchas. Ojala y nos equivoquemos y logre superar las crisis (o por lo menos que aguante un mes mas).


Ojala y tus poderes solo se hayan convertido en lentos y no hayan desparecido.

Antisocial dijo...

Bueno, hace tiempo yo hacía lo mismo, mis místicos poderes atrae-clientes algo podían.


Siempre he pensado que cierta clase de lástima haría que el mundo -torcido de por sí- funcionase mejor. Sería interesante que indicaras la ubicación del local, ayudar es como un capricho para mí, a veces.

Saludos.

Pixie dijo...

Y luego me dices que si te conociera ya no te amaría...

Una reflexión un tanto dolorosa, creo que en estos momentos uno se vuelve creyente y espera que con el tiempo las cosas mejoren.

Saluditos!!

Unknown dijo...

Y, a fin de cuentas, dónde está la tienda?

Miucha Malicieux dijo...

Awww que buena persona eres :) No como yo xD yo no hubiera hecho nada.

Bueno, depende mucho de la señora, de qué tan bien me hubiera tratado. No creo que pudiera verte de la misma forma a ti, que a mí que traigo un collar de picos y el pircing cada que salgo a la calle x3

Bedeckt. dijo...

Eres de esas personas por las que vale la pena el mundo.
La verdad esa clase de situaciones son muy tristes y si, dan ganas de ayudar, aúnque sea soló un poco, te mereces un premio. Despues de todo no eres alguien a quien nadie quiere conocer, como habías escrito en tu tuenti. :D

voristrip dijo...

desgraciadamente mi unico poder es atraer en el cine a los platicones, celularones y demas seres indeseables, agradablemente me veo identificado con eso de sacrificar cosas con tal de ver una mínima esperanza en los demás

Anónimo dijo...

Tal vez algún día puedas hacerle promoción, digo en alguna platica como: conozco un lugar donde venden ropa y pienso que te gustaría. Lo que parece de pésimo gusto para alguien puede resultar maravilloso para otras personas.

Mechicabota dijo...

Demasiado tierno.

PD: The angels having fun!!

Karen dijo...

Hey me gusta como escribes! great!

Bigmaud dijo...

Pokas: Ya contaré si los poderes vuelven.


Antisocial: Desde entonces no he pasado por la tienda. Prefiero no decir dónde está y mantener el misterio de mi morada.

Pixie: Quién sabe, a lo mejor y sí.


StStephy: Será un secreto.

Miucha: Ja, qué ruda eres. Deberías vestirte de rosita como buena chica...

Norwegian: Nah, tampoco me las quiero dar de Bono. Fue algo medio impulsivo que no sé si volvería a hacer.

Voristrip: Los cines son lugares horribles. Tengo malas experiencias como tú. Mejor alejarse.

Mercy: La idea está simpática, lástima que yo sea tan apático.

Darrenss: Uno ya no sabe si esos comentarios son spam...


Saludos a ustedes.

Nielssen dijo...

Uno de los mejores BAAAAAW que he leído