Además de árboles, lagos, abogados y pirámides, el planeta tierra tiene como inquilinos a seres desquiciantes que ven pasar la vida siendo llamados tercos por los demás. Aún sin ser tipificado como delito, la forma de actuar de estos sujetos provoca daños casi irreparables en la psique de nosotros, pequeñas ovejas inocentes que sólo queremos vivir sin sufrir crisis nerviosas constantes.
A unos nos atacan más que otros; en la particularidad de la vida que he llevado he sido víctima frecuente de ellos, lo cual me ha hecho llegar a la conclusión (y es un consejo que les hago) de que por más que te esfuerces, estos monstruos jamás cederán. Están manipulados genéticamente para ser inmunes a pruebas, evidencias y hechos aun cuando se los estampes en la cara con una buena patada. Por eso es mejor evitar desgastarse y dejarlos vivir en su ignorancia con la esperanza que todos los demás se den cuenta de ella también.
Para mayor dramatismo, describiré a ustedes la siguiente anécdota, una de las tantas que tengo con un obstinado como antagonista.
............................
Iba yo con normalidad (o sea, con mal humor y hartazgo) abordando un camión. Empecé a estudiar el interior en busca de un asiento donde descansar. El análisis duró poco porque además de mí, sólo había un par de pasajeros. Como el ser sociable que soy, decidí irme a sentar delante de una joven a la que sólo le faltaba una gallina en la cabeza para tener un look totalmente campirano. Estaba a punto de posarme en el lugar cuando fui interrumpido por un grito:
-¡SEÑOR!
Sorprendido di media vuelta para verificar si algún canoso había subido detrás de mí. No había nadie, así que la señorita se refería a mi joven cuerpo. Luego, ella agregó:
-Cuidado, ese asiento está rompido.
-Ah, sí?
-Sí, mire (acto seguido ella mueve el respaldo y éste se cae)
-Ya veo, gracias por advertirme
-De nada señor. Por cierto, se ve usted muy joven.
- También gracias a usted, y déjeme también agregar un por cierto.
-¿Cuál?
-Se dice roto, no rompido.
-No es cierto, se dice rompido.
-Le repito: se dice roto.
-Sí se dice rompido
-Se dice roto.
-Todos sabemos que se dice rompido
-Se lo digo con sinceridad, soy alguien honesto. Se dice roto.
-Rompido
-Le digo que es roto
-Rompido
-Roto
-Rompido
-Roto
-Rompido
-Roto
-Rompido
-Roto
-Rompido
-Roto
-Rompido
PAUSA
-Tiene usted razón, bella dama. Ahora lo recuerdo. Se dice rompido.
-Lo sabía.
-Usted disculpe.
-Eso le pasa por igualado.
Cedí al ver que la calle a la que me dirigía había quedado atrás, la corrección me había hecho perder varios metros. Supe que el paso de los kilómetros no la haría cambiar. Así son los tercos.
A unos nos atacan más que otros; en la particularidad de la vida que he llevado he sido víctima frecuente de ellos, lo cual me ha hecho llegar a la conclusión (y es un consejo que les hago) de que por más que te esfuerces, estos monstruos jamás cederán. Están manipulados genéticamente para ser inmunes a pruebas, evidencias y hechos aun cuando se los estampes en la cara con una buena patada. Por eso es mejor evitar desgastarse y dejarlos vivir en su ignorancia con la esperanza que todos los demás se den cuenta de ella también.
Para mayor dramatismo, describiré a ustedes la siguiente anécdota, una de las tantas que tengo con un obstinado como antagonista.
............................
Iba yo con normalidad (o sea, con mal humor y hartazgo) abordando un camión. Empecé a estudiar el interior en busca de un asiento donde descansar. El análisis duró poco porque además de mí, sólo había un par de pasajeros. Como el ser sociable que soy, decidí irme a sentar delante de una joven a la que sólo le faltaba una gallina en la cabeza para tener un look totalmente campirano. Estaba a punto de posarme en el lugar cuando fui interrumpido por un grito:
-¡SEÑOR!
Sorprendido di media vuelta para verificar si algún canoso había subido detrás de mí. No había nadie, así que la señorita se refería a mi joven cuerpo. Luego, ella agregó:
-Cuidado, ese asiento está rompido.
-Ah, sí?
-Sí, mire (acto seguido ella mueve el respaldo y éste se cae)
-Ya veo, gracias por advertirme
-De nada señor. Por cierto, se ve usted muy joven.
- También gracias a usted, y déjeme también agregar un por cierto.
-¿Cuál?
-Se dice roto, no rompido.
-No es cierto, se dice rompido.
-Le repito: se dice roto.
-Sí se dice rompido
-Se dice roto.
-Todos sabemos que se dice rompido
-Se lo digo con sinceridad, soy alguien honesto. Se dice roto.
-Rompido
-Le digo que es roto
-Rompido
-Roto
-Rompido
-Roto
-Rompido
-Roto
-Rompido
-Roto
-Rompido
-Roto
-Rompido
PAUSA
-Tiene usted razón, bella dama. Ahora lo recuerdo. Se dice rompido.
-Lo sabía.
-Usted disculpe.
-Eso le pasa por igualado.
Cedí al ver que la calle a la que me dirigía había quedado atrás, la corrección me había hecho perder varios metros. Supe que el paso de los kilómetros no la haría cambiar. Así son los tercos.
5 comentarios:
jaja si hubiera sido yo, después de la pausa le habría mirado con tanta frialdad que probablemente me habría mandado al demonio o talvez se hubiera intimidado como la mayoría de las personas, JOVEN, que valor el de usted en corregir a la gente!!!
saluditos!!
La línea que divide la terquedad de la tenacidad no siempre es clara.
¿Edison fue terco o tenaz?
yo soy bieeen terca, pero claro, yo siempre tengo la razón
Bueno, no pierdas la "fe"/esperanza o lo que sea...seguro que la señorita con el look casi campirano, termina por entender a la perfeccion. ROTO(aunque ROMPIDO a veces suene mas bonito..jaja).
El paso de los kilometros siempre,de una forma u otra, regala una vision panoramica y sin duda mas clara. Saludossss. lucile spree, elizabeth, ella y yo.
Pixie: Ja, ¿a poco eres violenta con los demás? No me lo imaginaba.
Ontobelli: La tenacidad tiene un objetivo, una meta, la búsqueda de un sueño. La terquedad, muchas veces es más quedarse estático y obstinado sin admitir sugerencias e ignorando la realidad.
Memmis: En ese caso, está plenamente justificado.
Lucile: Hola, cuánto tiempo sin verte. Rompido suena horrible. Hoy escuché a alguien decir "escribido" siendo del mismo modo, una aberración para los oídos.
Saludos a todos.
Publicar un comentario