lunes, 24 de octubre de 2011

Hacer feliz a la gente

Freddie Mercury me cae mal. Aun cuando en la infancia hice algunos coqueteos a la música de Queen, jamás me enganché. Era tal vez por lo estrafalario. Por la vestimenta ridícula y voz tan lejana a mis alcances que hacían imposible que conectara con ellos. Y esa forma de bailar, desde luego. El tipo exhalaba confianza, pero no podía mirar por tiempo prolongado a una persona moviéndose de aquel forma. Freddie tenía el aspecto de un señor, solo que en lugar de usar traje y corbata y regañar a sus hijos, utilizaba pantalones entallados mientras movía las caderas con lascivia. Me incomodaba pensar que mi padre pudiera actuar así alguna vez.

Y con todo, el doodle que le dedicó Google me encantó. No lo mencioné en su momento porque estaba con lo de las 31 canciones, pero en cuanto lo vi caí presa de la emoción. Sí, lo reconozco. Y no fue tanto por Queen o por la canción (aunque "Don't Stop Me Now" es de mis favoritas), fue más bien por algo que ocurre en el minuto 0:14. Me refiero a la siguiente imagen, concretamente:

Sonrisas.

Recordé a Bill Shankly, el corazón del Liverpool FC, y a la estatua que le hicieron cerca de Anfield cuya inscripción dice:

He made the people happy

Justo fue así como quería ser recordado. Para él, el futbol era una pasión (más importante que la vida y la muerte) cuyo verdadero fin era entretener a la personas; hacerlos felices en medio de las pesadas jornadas de trabajo. Se definía a sí mismo como alguien honesto, una tarea complicada en un medio como el futbol, donde es tan común recurrir a la mentira.

No es de extrañar que fuera tan querido por la gente de Liverpool. Lo importante es que no lo tomaba como un mérito: sino como un privilegio. Así se recoge en estas impresionantes palabras pronunciadas luego de perder una final contra el Arsenal, en medio de la emoción provocada por un pueblo noble que apoya aun en la derrota.

Eso es, vaya privilegio el de Bill y Freddie, el de tener un trabajo que hacía feliz a la gente. Me encantaría tener uno de esos. Y no sé si algún día pueda tenerlo.

4 comentarios:

Sheliwirini dijo...

Hacer feliz a la gente debe ser algo muy gratificante. No cualquiera puede hacerlo, no cualquiera quiere hacerlo. Pero se puede intentar, y con al menos sacar una sonrisa a otra persona, es más que suficiente.

Saludos.

Pixie dijo...

Hacer feliz a la gente debe ser el trabajo más difícil del mundo, lo mejor es que estos dos personas hicieron feliz a tantísima gente solamente siendo ellos mismos y a su vez, haciendo lo que les hacía feliz.

Don't stop me now... qué hermosa canción, tan llena de

felicidad.

Saluditos.

Miucha Malicieux dijo...

Por lo menos puedes imaginar temerosamente que algún día tu papá se portara como Freddie. Yo al mío no lo puedo imaginar como él ya que Chuy es idéntico a Deacon D: le diré que se disfrace de él en Halloween... XD

Bigmaud dijo...

Sheli: Una sonrisa, o una mueca, con eso me conformaría.

Pixie: Eso es clave: ser uno mismo, y dedicarse a lo que te apasiona.

Miucha: John Deacon no lleva bigote, así que de haberse comportado de manera afeminada, hubiera resultado menos perturbador.

Saludos.