viernes, 3 de junio de 2011

Carta a alguien que no me lee

Me acordé de la última vez que te vi. Fue en esa tienda que estaba lado de mi casa. Ibas con un grupo de amigos, mucho más jóvenes que yo a comprar alcohol. Yo por iba por leche. Leche. Para poder comer cereal y ver alguna película olvidable. Te saludé y cedí mi lugar en la fila. ya era tarde y la tienda estaba cerrada. Sólo habían dejado la cortinilla abierta. Preguntamos por nuestros respectivos hermanos. Yo era amigo del tuyo y tú amiga de la mía. Sólo nos conocíamos por ellos. Me dijiste que tu hermano estaba bien, en algún lugar de la ciudad. Nos habíamos distanciado porque yo no soy apto para tener amigos. Soy un ser solitario, mucho que me pese. Quisiera poder ser diferente, disfrutar de la compañía de otras personas. Imposible. Él me caía simpático, aunque a veces pensaba que estaba loco. Debía estarlo para tener reptiles y arañas como mascotas. Una vez fuimos al cine. Odio ir al cine, más si es con otro hombre.Lo hice porque le tenía algo de lástima. Tus padres son doctores y casi nunca están en casa, y cuando lo están no les ponen mucha atención, lo sabes. Pasaba tardes solo, sin nada que hacer. Yo igual, pero él era un ser social que necesitaba ser escuchado de vez en cuando. Vimos Bambi 2, aún lo recuerdo. Sí, dos tipos mayores de edad viendo la película de un venadito. Luego yo me fui a otra ciudad y perdí el contacto. Alguna vez me pareció verte como sugerencia de amigo en Facebook. No me sentí con la confianza de agregarte. A él también lo vi, tampoco lo agregué. Estaba en una etapa elitista y sólo agregaba a personas muy cercanas. Él alguna vez lo fue, luego nos apartamos, te digo. Tiempo después me enteré de que había muerto. Sobredosis. Cocaína. Da igual, ni siquiera quiero pensarlo. En lo que sí pienso es en el que tal vez haya fallado, en que quizás debí seguir siendo su amigo. El egoísmo que me hace pensar que en algo pude haber ayudado es el mismo que me alejó de él y cualquier otra amistad.

¿Sabes que haría si tuviera mucho dinero? Abriría una cuenta con 100, 000 pesos en un banco. Sería dinero exclusivo para comida. Específicamente para no volver a comer pollo rostizado en mi vida. Aborrezco el pollo. Aborrezco el pollo rostizado. Cada que un familiar se le ocurriera sugerir comer pollo, le diría: « No te preocupes, tía, esta noche invito yo» Y los llevaría a comer pizza. O les invitaría a un restaurante fino. No me importaría gastar la mitad de esos 100, 000 pesos en una noche con tal de no volver a comer pollo. Como soy clasemediero tengo que resignarme. Sonreír cuando en un fin de semana, en casa de la abuela piden pollo rostizado. Y me apuro a elegir la pechuga, que es lo que puedo aguantar con menor dificultad.

La plática más larga que tuve contigo, Alejandra, fue la que tuvimos ahí enfrente de la tienda de abarrotes. Ojalá no hubiera sido así. Espero te encuentres feliz. Sinceramente

C.S.

3 comentarios:

CintaCanela dijo...

Tenía rato leyendo fisgonamente su blog. Me parece bastante bueno.

Qué difícil es pensar en la realidad alterna en la que uno no se dedicó a ser uno uno y por lo tanto son imposibles. Pero qué se yo, sólo divago.

La solidaridad de alguien solitario, para lo que sirva.

Bigmaud dijo...

Gracias oye, yo te sigo por tuiter y ni una sola vez he tenido razones para quejarme.

Saludos.

Bedeckt. dijo...

Joer, esto me ha deprimido.
Pobrede tu antiguo amigo, pobre de ti, tambien.