miércoles, 22 de septiembre de 2010

Minutos, segundos

Saco este post por mero orgullo. Todo septiembre sin torturarlos con un escrito, ¿qué clase de desconsiderado soy? Miles de blogs actualizando mientras yo andaba haciendo cosas útiles. Se me cae la cara de vergüenza, de verdad.

El otro día estaba pensando que esto de tener una bitácora en línea perdió su encanto pasados un par de años. En el 2005 no había nada más cool que tener tu weblog. Algunos creían que "su página de internet" los ponía en un pedestal por encima de los demás. Por ese entonces abrí un espacio en ya.com. Blogger ya estaba presente, pero en general el mundillo temático no estaba tan expandido como para preferirlo encima de otro. Había mucha ignorancia al respecto, lo cual era bastante emocionante. El límite de almacenamiento que ya.com ponía era diez megas. ¡Diez Megas! Hay imágenes de alta resolución que pesan más o menos eso, pero hey, era el internet de hace cinco años (auch). Lo que ahora parecen grandes limitaciones, en aquel tiempo era un milagro. Abrir un espacio que podía ser leído por el mundo entero (en teoría, la verdad es que en la mayoría de los casos lo leían cuatro personas, incluyendo al autor) era magnífico.

Leía blogs de otros países. De España, sobretodo. También me aventaba algunos argentinos, chilenos, estadounidenses, ingleses y hasta franceses. Era una maravilla conocer detalles personales de gente de otras partes del mundo. Llegué a disfrutar de relatos tan cotidianos que de ser contados por, digamos, mi vecino me aburriría. Pero cuando se trataba de un parisino, que hasta ponía la lujosa foto de un pan adquiría mucho interés.

Luego llegaría el desencanto. Dejó de ser novedad. Se normalizó. Te dabas cuenta de que la mayoría de esas personas no eran precisamente unos genios de la literatura universal. Y no es que antes lo parecieran, pero al menos ofrecían sensaciones que no encontrabas en otros lados. Todos estábamos emocionados. Ellos por escribir y nosotros por leer. Y viceversa.

Llegó el día en el que dejé de leer blogs. Antes exploraba, dedicaba horas enteras en buscar los mejores. Al final me quedé con un puñado, los cuales sigo leyendo aunque ya casi no comente. Son los que tengo en el listado de links que ven a su derecha.

Hay un desgaste en el mundo bloguero, algunos le echan la culpa a twitter como si no se pudieran tener ambas cosas. Creo que más bien se han perdido las ganas de tener un pedacito de internet. Ya todos tienen uno; todos lo tuvimos, y no sirvió como catapulta hacia el estrellato. De cierto modo es un ejercicio estéril. Literatura amateur para públicos pequeños. No hay gran ciencia en ello .

Pero a ratos es divertido, terapéutico y estimulante. Por eso algunos seguimos de aferrados.

3 comentarios:

Mechicabota dijo...

Es interesante la reflexión que hacés. Sí, es cierto, de alguna manera ha perdido valor. Igualmente lo que vale mucho aún es el hecho de que todos tenemos voz. Antes nadie tenía voz, hoy en cambio tenemos blogs, tenemos grupos de Facebook (que aman u odian cosas) tenemos tweets que se retwittean... es decir, tenemos la posibilidad de decir y de que alguien nos escuche. Sí, dos o tres personas, ya sé... pero antes que ninguna, me parece tremendo avance.
Además también tenemos los "top-blogs", o blogs de gente famosa... y lo que tiene de bueno es que podemos aportar, discutir, cuestionar. Antes teníamos solo oídos, ahora también tenemos boca.

Miguel Rodríguez dijo...

Bueno, debo confesar que el microbloggin me encapsuló un largo momento.

También siento que el tema de los blogs se ha afectado.

Decidí volver.


Abrazos.

Memmis dijo...

Es estúpido que me emocione por ser de los blogs a la derecha? awww

Yo no sé por qué sigo aferrada a mi blog. Ya ni siquiera escribo seguido, y cuando posteo algo, siempre pienso que ya perdí la chispa...