A pesar de que de niño tuve mi época anti higiénica (podía pasar semanas sin bañarme), con el paso de los años me volví más estricto en lo relacionado con la limpieza. No en el aspecto de que me guste barrer la casa o lavar los trastes (mi peor pesadilla), sino en lo personal. Por ejemplo, me lavo las manos muchas veces al día; cada hora y media o cuando mucho dos horas, voy al baño para echarme agua y jabón. Ahora que se pusieron de moda los geles antibacteriales, primero me pongo una porción, y luego como no me gusta el olor y sensación a alcohol que deja el gel, procedo luego a lavar las manos de manera tradicional.
Igual, lo primero que hago al llegar a la casa antes de tocar cualquier cosa o saludar, es dirigirme al baño para aplicar agua y jabón. Así me siento más cómodo, ya que siento que me deshago de toda la porquería que me rodea en el mundo exterior. Algunos me dicen que exagero y blablablá, allá ellos y su mugre.
Tampoco llego a los niveles de un Michael Jackson o Howard Hughes, nunca me verán caminando por la calle con cubreboca y guantes, no. Eso sí, hay costumbres que me irritan de sobremanera relacionadas con la higiene. Son dos las que sobresalen del resto. La primera es cuando alguien después de comer se chupa los dedos o, peor aún , se saca restos de comida en los dientes con la uña ¡Vayan a una tienda y conozcan al tío Enjuague Bucal, señores! Sé que no conmociono al mundo con esto. A la mayoría de las personas debe molestarles este hábito tan común, sobretodo a las mujeres que son más delicadas con todo. Pero, pues qué? A lo mejor ustedes pensaban que yo era fanático de ver películas relacionadas con el tema, así que prefiero ir aclarando poco a poco las cosas.
La segunda costumbre irritante es casi la misma que la primera (ni siquiera sé porqué las dividí en dos), la única pequeña diferencia radica en el motivo del chupamiento. En este caso es cuando un individuo procede a humedecer alguno de sus dedos antes de cambiar una página de un libro, folleto o Tvnotas. Al parecer lo hacen para tener una mayor adherencia a la hora de levantar el monstruoso peso de la hoja. Yo les aconsejaría que no lo hicieran. Durante años he cambiado páginas sin necesidad de usar mi lengua, y les aseguro que no cuesta mucho trabajo. Al principio tal vez se les complique (¿Cómo que se puede mover algo sin tener el pulgar chorreando?) pero se acostumbrarán. Lo mejor de todo es que sus amigos y familiares podrán usar sus libros sin temor a estar tocando su saliva seca cada que cambien de capítulo.
¿Ustedes cómo le hacen? ¿Usan esa técnica?
Ok, mejor no me digan.
4 comentarios:
Yo también llegó de la calle y me lavo las manos. El peor virus de todos es la humanidad.
Que asquerosos son los usan saliva para cambiar las páginas o contar billetes.
Hay que usar PageDn para cambiar de página. ;)
A mi me parece asqueroso que compartan los cubiertos o que alguien quiera tomar de mi vaso.
Saludos, Joyrider,hace mucho no pasaba por aqui.
Ontobelli: PGDN nos salavará de la gripe.
Hey. Mr. rain: Uy, eso da para otro post, pienso lo mismo. Saludos!
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