Hay un episodio de la dimensión desconocida en el que un hombre muere. Al llegar al otro mundo se da cuenta de que todos sus deseos y peticiones se cumplen. Cualquier cosa que pide se aparece ante él. Ya muerto lo tiene todo: mujeres, dinero, lujos etc. En cierto momento el tipo va a un casino (en el cielo también hay) y empieza a jugar a la ruleta y cartas; en ambas cosas SIEMPRE gana, al principio eso le encanta y la pasa bomba porque... eh, no pierde. Su deseo era ese: ganar; a nadie le gusta perder. Pero pasa el tiempo y la cosa le empieza aburrir ¡Ganar todas las partidas no tiene chiste! Lo que hace satisfactoria la victoria es que no siempre se da. Eso se aplica a todo, estoy seguro que un equipo pequeño disfruta más ganar un partido que el Barcelona para quien ganar es más bien una costumbre, una obligación o lo normal. Cuando Rafael Nadal se enfrenta a otro tenista (el que sea), al final del encuentro si el Español gana, lo disfrutará, sí. Pero no tanto como lo haría el otro si le gana a Rafa. Para uno sería una hazaña y para el otro la costumbre. Es el precio que se paga cuando te va de manera excelente todo.
Me estoy desviando, les decía que el señor empieza a hartarse de siempre ganar, así que le dice a su anfitrión (un señor de aspecto convencional que es su guía en el más allá) que por favor lo deje perder. Su petición se cumple y de pronto vienen apuestas perdidas, una tras otra. Michael (llamémosle así) se frustra porque de nuevo sus deseos fueron cumplidos, la derrota se vuelve algo predecible. Se da cuenta de qué horrible es cuando todo lo que quieres se cumple, ya no queda nada qué desear ni nada porqué esforzarte. Casi al final, desesperado, Michael le dice a su guía, que el cielo no es lo que esperaba, y el otro le responde con una carcajada ¿Quién te dijo que esto es el cielo?
Lo anterior no es más que un ejemplo forzado de cómo me siento en cierto aspecto en estos momentos. Durante casi toda mi existencia deseé no volver ir a la escuela. Fue en tercero de primaria donde mi odio por los estudios empezó y no paró hasta que me gradué de la preparatoria. De hecho duró unos meses más hasta que presenté los exámenes extraordinarios para pasar las materias que debía. Afortunadamente los pasé. Luego transcurrieron algunos meses plácidos en los cuales me desintoxiqué de los estudios y en los que estuve contento y tranquilo por no tener que levantarme temprano para ir a un lugar que me molestaba como nada. Sin darme cuenta ya había pasado año y la aburrición y el fastidio comenzaba a dar sus primeras manifestaciones, nada del otro mundo así que aguanté un rato hasta llegar al punto actual en el que... ¡Extraño la escuela!
Ayer me di cuenta de eso porque últimamente he estado soñando mucho con cosas relacionadas al ambiente estudiantil. Lo más increíble es que no son pesadillas como en otrora, ahora los sueños son plácidos y divertidos, me recuerdan que ir a clases no es algo tan desagradable después de todo.
Todo se resumiría en aquella famosa frase, nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido. Debo apresurar mi elección de carrera, después de todo he pasado de la etapa de "no sé qué estudiar" a la de "lo que sea es mejor que nada".
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Gordon Ramsay es el Gregory House del mundo culinario.
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8 comentarios:
Yo me acordé de otra frase: "Ten cuidado con lo que deseas, porque se cumple". Es curioso, pero muchas veces deseamos algo con tanta intensidad que cuando lo tenemos, no sabemos qué hacer con el.
Suerte con tu elección de carrera.
Saludos, Joyrider!
eso de que ganar siempre tampoco está padre me suena a un buen argumento para seguir siendo una perdedora.
aaaah mucha suerte con tu elección, espero que te dure mucho mucho el gusto, yo odio tanto la escuela que estoy considerando hacer mi tesis de desescolarización jajajajajaja
Yareli: Cierto, esa frase también se aplica. Lo curioso es que tal vez cuando regrese a la escuela me arrepienta otra vez y deseé de nuevo no volver a estudiar :P
Memmis: Es como cuando de niño jugabas futbol contra alguien más grande y te dabas cuenta que te estaba dejando ganar ¬¬
La dimensión desconocida era excelente. Y acá en México quisieron hacer algo parecido con Hora marcada... extraño los tiempos en que era relativamente fácil asustarme.
También me ha pasado soñar con la escuela pero a veces yo las mezclo, por ejemplo, estoy en las instalaciones del que fue mi kinder pero con amigos de la prepa y la universidad jajaja
abrazos!
un saludo, Joyrider.
Definitivamente "lo que sea es mejor que nada", eso ni lo dudes. Es horrible esa etapa por la que estás pasando. Todo son presiones y presiones y presiones. Yo sugiero que no te precipites y escojas con cuidado. De verdad, elegir bien la carrera es muy importante, y también es importante saber que si te equivocas no pasa nada. Te cambias a otra carrera y punto. No es ni una competencia ni una carrera contra reloj.
buen blog. agregado al google reader. saludos.
jaja pues regresa a estudiar... no lo que sea, piénsalo, sino te vas a hartar luego luego
Karla: No he visto ningún capítulo de la hora marcada, cómo me gustaría, snif. Lo de mezclar cosas también me pasa, incluso el otro día estaba en una escuela desconocida.
Hipatia: Prefiero precipitarme y si sale mal, corregir. Ya llevo mucho tiempo pensándolo y es mejor actuar que seguir haciéndolo!
Jorge Pedro: Qué amable, saludos.
Líneas: Ya lo pensé demasiado, a veces creo que es seguir sólo el instinto.
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