miércoles, 24 de junio de 2009
Por eso no presto nada
Dicen que un libro prestado es un libro perdido. Yo digo que cualquier cosa prestada es pérdida asegurada. La rapiña natural del prójimo provoca que, ya sea desde una hoja de papel hasta un automóvil te tengas que ir despidiendo de tu pertenencias cuando accedes a cooperar.
He tenido tantas malas experiencias con esto que me han llevado de plano a ya no prestarle nada a nadie por más que sea de confiar. La última vez que lo hice perdí mi preciado disco triple original de Final Fantasy VII para Play Station. Eso me dolió mucho (en el momento no, porque siempre aplican el clásico "mañana te lo traigo" para distraerte hasta que desaparecen de tu vida) Y sumado a otros casos (ese año también perdí un dvd de Radiohead de manera similar) pasados, tomé la determinación de convertirme en un no-prestamista oficial. Desde entonces soy poco solidario a la hora de que alguien empieza una frase con las palabras: Oye, me prestas tu... y mejor cambio el tema rápidamente.
Claro, todavía hay personas honestas (son cuatro, las he contado). Se podría pensar que mi actitud es exagerada y que no deberían pagar justos por pecadores. No todos se quieren adueñar de lo que no les pertenece, pero aún en esos caso lo mejor es evitarse molestias. El otro día por ejemplo, antes de entrar a realizar un examen psicométrico un jovenzuelo me pidió prestado un lápiz para apuntar algo. Accedí, no se veía tan miserable como para robarse un lápiz de madera de tres pesos con cincuenta centavos. Y en efecto, no se lo robó... ¡fue peor! En cierto momento lo volteé a ver y el muy desgraciado estaba mordiendo el lápiz!!! Casi al instante me lo devolvió. Me dieron ganas de metérselo por las orejas. Desafortunadamente me limité a tomarlo con todo el asco del mundo procurando no tocar las marcas de sus dientes. Minutos después lo tiré a la basura.
Eso me pasa por andar de altruista. Lo mejor hoy en día es ser egoísta con la esperanza de no cruzarse con ningún lelo con complejo de bebé.
No entiendo a los Swingers.
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5 comentarios:
lo admito: no soy ninguna de esas cuatro personas.
Sólo puedo revelar que una de ellas es un integrante de Maná.
Pues será sólo uno de los integrantes, porque a otro le presté el paraguas, y no lo volví a ver. Bueno, sí, un día lo reconocí en un vídeo musical; me tranquilizó saber que mi paraguas llevaba una vida feliz junto a Maná...
shia!
yo presté uno de mis libros favoritos que incluso tenia dedicatoria de su autor... y como has de suponer, el libro jamás volvió a mis manos :(
mi pequeño consuelo es que lo presté porque estaba ralmente entusiasmada con una persona y pues, si después se fue con todo y mi libro, creo que vale la pena por los buenos ratos que pasamos juntas.
jajajajajajjjajajajaja
nooo!!!!!
a quien engaño? quiero mi libro quiero mi libro quiero tener de nuevo mi librooooooo
me uniré al club de los que no prestan nada!
Mercedes: Así es, sólo uno de ellos es honesto. Una pista: Es es integrante de Maná.
Ah, eso ya lo dije.
Karla: Tal vez a esa persona ya se le haya olvidado todo, ve y dile que te preste el libro (ya ha de pensar que es suyo) y no se lo devuelvas.
Lo que pasa es que en un principio parecen personas de confianza, y una vez que obtienen algo tuyo cambian totalmente, snif.
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